sábado, 19 de julio de 2014

IN THE DIM LIGHT


- Autora: Alba

- Twitter: @NKHrapBLAQ

- Tipo: VIXX, Girl's Day, Leo & Ravi x Minah, hetero, +18, serial.


CAPÍTULO 1



La campana estaba a punto de sonar, empezaba el último curso, ese año iba a ser una cuesta arriba de preparación para el ingreso a la universidad, se acabaron las niñerías de instituto en cuanto acabara esa etapa, dentro de unos meses les tocaría demostrar a la sociedad que son válidos para lo que ésta considera correcto, como títeres obedecerían, como maniquíes callarían y como máquinas estudiarían al acabar el último curso de instituto. Esa escuela estaba situada en pleno centro de Seúl y tenía tres clases en cada curso con un promedio de 30 alumnos por aula.

Minah era una alumna más de todos los que había, pero a ella no le importaba dejar atrás su niñez porque no tuvo mucho tiempo para ser niña. Sus padres murieron en un accidente de coche cuando ella tenía diez años, por lo que sus tíos maternos pasaron a ser sus tutores legales. Con la herencia pudieron mantenerla, pero ahora ella tenía que trabajar los sábados y algún domingo en una tienda de barrio para poder costearse la mayoría de los gastos, ya que las herencias se agotan y lo hacen aún más rápido cuando se las gastan en bebida. Los tíos de Minah, que no vivían con su sobrina, le enviaban dinero cada mes, pero no era suficiente debido a sus problemas de alcoholismo y al gasto que ellos invertían en alcohol, por lo que ella tenía que mantenerse por sus propios medios. La vida le había obligado a madurar deprisa y aislada, no tenía amigos, su carácter era arisco y odiaba relacionarse con la gente.

- Muy bien chicos y chicas, silencio por favor. Bienvenidos de nuevo al instituto, como veréis ha habido cambios en clase, algunas personas han sido transferidas a otra aula y algunas caras nuevas han venido a aquí. Espero que este año trabajéis duro - introdujo la tutora de la clase B mientras escribía, como cada año, su nombre en la pizarra - Recordad que tendréis que tener en cuenta el ingreso a la univer…

- ¡Perdón! ¡Llego tarde! ¡Lo siento! - interrumpió un chico abriendo la puerta de par en par, la profesora pegó un brinco.

- ¡Señor Kim! ¡Entre y siéntese inmediatamente! ¡Cuando acaben las clases espéreme en el despacho! - le regañó ella.

El chico entró y se sentó en el único pupitre libre, el de al lado de Minah. Al sentarse la saludó alegremente intentando recobrar el aliento, ella desvió la mirada con desprecio, no le conocía aunque su cara le sonaba, seguramente antes era de la clase A o la clase C, sólo esperaba que ese no fuera su lugar habitual durante el resto del curso, no quería tener que aguantar a alguien nuevo que no supiera que a ella no se le habla, el resto de compañeros no querían relacionarse con ella por su carácter, tenía la esperanza de que ese muchacho hiciera lo mismo.

***

Minah esperó a que todo el mundo se fuera, había sido un primer día agotador, el chico nuevo no callaba ni debajo agua, ni siquiera al ver que ella no le había contestado ni una sola vez, además, tenía una voz bastante grave y era imposible no darse cuenta de que estaba charlando. Pero todo eso ya había acabado y tocaba volver a casa, así que acabó de recoger sus cosas y se fue por el camino de siempre, cada tarde esperaba a que se marchara todo el mundo para evitar encontrarse a algún compañero por la calle, adoraba la soledad. Sin embargo, parecía que esas tranquilas tardes iban a ser interrumpidas a partir de ese momento.

- ¡Hey! ¡Hey! - oyó a alguien chillar, cada vez se sentía más de cerca.

Minah se giró para ver qué narices estaba pasando y como si se abriera el mismísimo infierno vio a su nueva pesadilla corriendo hacia ella mientras agitaba la mano. No había caído en que su nuevo compañero de clase tuvo que quedarse a recibir la bronca de la tutora, mierda.

- ¡Qué casualidad! - dijo él al llegar a su lado mientras jadeaba por la carrera - Pero ¿qué haces aún por aquí? ¡Hace media hora que hemos acabado ya las clases! ¿Tú también estabas castigada como yo? Te entiendo, los profesores sólo saben hacer estas cosas, ¡deben cobrar un plus por cada regañina!

Dios santo, no callaba, y lo peor de todo es que se daba cuerda él solo. Ella empezó a caminar de nuevo pero por desgracia el chico la siguió mientras la miraba esperando algún tipo de respuesta, la cual no obtuvo.

- Por cierto, en clase no han pasado lista, ¿cuál es tu nombre? Yo me llamo Kim Wonsik, pero mis amigos me llaman Ravi porque significa ‘encantador’ en francés. Yo les dije que me llamaran así. Tú puedes llamarme Ravi si quieres - explicó tendiéndole la mano.

- No lo haré - se le escapó a ella sin darle la mano.

- ¡Vaya! ¡Has hablado! - exclamó divertido. Minah suspiró para evitar matarlo en ese momento.

Ravi se dio cuenta de que no conseguiría que ella le dijera su nombre, así que con un gesto veloz le arrebató la mochila cogiendo de dentro de ésta uno de los libros que usaban en clase, allí consiguió ver un nombre apuntado.

- Bang… Minah, te llamas Minah. Es un nombre bonito. ¡Encantado de conocerte Minah!

- ¡Devuélveme mis cosas ahora mismo! - ella empezó a forcejear con Wonsik para que le devolviera todas sus cosas. ¿Quién se pensaba que era? ¡Maleducado!

Ravi se apartó para seguir jugando con esa situación, pero el juego acabó cuando Minah, al ir a arrebatarle la mochila, resbaló y perdió el equilibrio cayendo al suelo y pelándose ambas rodillas en el acto. Sangraban, él se sentía mal y ayudó a levantarla mientras le devolvía sus cosas, no pretendía que la cosa acabara así. Se ofreció a llevarla a cuestas hasta su casa, pero ella negó rotundamente con un gesto de disgusto y al borde de las lágrimas por el dolor que sentía en ese mismo momento.

- Entonces te acompañaré hasta tu casa - dijo él.

- No - respondió ella.

Minah empezó a caminar, cada paso eran como mil agujas clavándose en sus rodillas y para colmo ese molesto chico iba a su lado acompañándola. ¿Qué no había entendido de su respuesta? Quería librarse de él lo antes posible, pero aún quedaba un rato para llegar a su casa, no supo qué hacer hasta que pensó en recurrir a una locura que a la vez parecía ser la única solución posible en ese momento.

- Ésta es mi casa - dijo ella al cabo de cinco minutos parándose frente a una gran casa blanca con un jardín delantero oculto tras un muro de ladrillos y arbustos.

- Guau, menuda casa - exclamó Ravi.

- Bueno, adiós - se despidió Minah suplicando en su interior que la valla para entrar a la parcela estuviera abierta.


Por suerte pudo entrar sin problemas y se escondió tras un arbusto hasta que su nuevo compañero estuvo lejos. Era patético tener que haber recurrido a eso, pero era lo único que se le ocurrió hacer para librarse de la amabilidad de Wonsik y sus ganas de charla incesante. Qué raro e irritante era ese muchacho.


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