- Autora: Alba
- Twitter: @NKHrapBLAQ
- Tipo: VIXX, Girl's Day, Leo & Ravi x Minah, hetero, +18, serial.
CAPÍTULO 1
La campana estaba a punto de sonar,
empezaba el último curso, ese año iba a ser una cuesta arriba de preparación
para el ingreso a la universidad, se acabaron las niñerías de instituto en
cuanto acabara esa etapa, dentro de unos meses les tocaría demostrar a la
sociedad que son válidos para lo que ésta considera correcto, como títeres
obedecerían, como maniquíes callarían y como máquinas estudiarían al acabar el
último curso de instituto. Esa escuela estaba situada en pleno centro de Seúl y
tenía tres clases en cada curso con un promedio de 30 alumnos por aula.
Minah era una alumna más de todos los
que había, pero a ella no le importaba dejar atrás su niñez porque no tuvo
mucho tiempo para ser niña. Sus padres murieron en un accidente de coche cuando
ella tenía diez años, por lo que sus tíos maternos pasaron a ser sus tutores
legales. Con la herencia pudieron mantenerla, pero ahora ella tenía que
trabajar los sábados y algún domingo en una tienda de barrio para poder
costearse la mayoría de los gastos, ya que las herencias se agotan y lo hacen aún más rápido cuando se las gastan en bebida. Los tíos de Minah, que no vivían con su
sobrina, le enviaban dinero cada mes, pero no era suficiente debido a sus
problemas de alcoholismo y al gasto que ellos invertían en alcohol, por lo que
ella tenía que mantenerse por sus propios medios. La vida le había obligado a
madurar deprisa y aislada, no tenía amigos, su carácter era arisco y odiaba
relacionarse con la gente.
- Muy bien chicos y chicas, silencio
por favor. Bienvenidos de nuevo al instituto, como veréis ha habido cambios en
clase, algunas personas han sido transferidas a otra aula y algunas caras
nuevas han venido a aquí. Espero que este año trabajéis duro - introdujo la
tutora de la clase B mientras escribía, como cada año, su nombre en la pizarra -
Recordad que tendréis que tener en cuenta el ingreso a la univer…
- ¡Perdón! ¡Llego tarde! ¡Lo siento! -
interrumpió un chico abriendo la puerta de par en par, la profesora pegó un
brinco.
- ¡Señor Kim! ¡Entre y siéntese
inmediatamente! ¡Cuando acaben las clases espéreme en el despacho! - le regañó
ella.
El chico entró y se sentó en el único
pupitre libre, el de al lado de Minah. Al sentarse la saludó alegremente
intentando recobrar el aliento, ella desvió la mirada con desprecio, no le
conocía aunque su cara le sonaba, seguramente antes era de la clase A o la
clase C, sólo esperaba que ese no fuera su lugar habitual durante el resto del
curso, no quería tener que aguantar a alguien nuevo que no supiera que a ella
no se le habla, el resto de compañeros no querían relacionarse con ella por su
carácter, tenía la esperanza de que ese muchacho hiciera lo mismo.
***
Minah esperó a que todo el mundo se
fuera, había sido un primer día agotador, el chico nuevo no callaba ni debajo
agua, ni siquiera al ver que ella no le había contestado ni una sola vez,
además, tenía una voz bastante grave y era imposible no darse cuenta de que
estaba charlando. Pero todo eso ya había acabado y tocaba volver a casa, así que
acabó de recoger sus cosas y se fue por el camino de siempre, cada tarde
esperaba a que se marchara todo el mundo para evitar encontrarse a algún
compañero por la calle, adoraba la soledad. Sin embargo, parecía que esas
tranquilas tardes iban a ser interrumpidas a partir de ese momento.
- ¡Hey! ¡Hey! - oyó a alguien
chillar, cada vez se sentía más de cerca.
Minah se giró para ver qué narices
estaba pasando y como si se abriera el mismísimo infierno vio a su nueva
pesadilla corriendo hacia ella mientras agitaba la mano. No había caído en que
su nuevo compañero de clase tuvo que quedarse a recibir la bronca de la tutora,
mierda.
- ¡Qué casualidad! - dijo él al
llegar a su lado mientras jadeaba por la carrera - Pero ¿qué haces aún por
aquí? ¡Hace media hora que hemos acabado ya las clases! ¿Tú también estabas
castigada como yo? Te entiendo, los profesores sólo saben hacer estas cosas,
¡deben cobrar un plus por cada regañina!
Dios santo, no callaba, y lo peor de
todo es que se daba cuerda él solo. Ella empezó a caminar de nuevo pero por
desgracia el chico la siguió mientras la miraba esperando algún tipo de
respuesta, la cual no obtuvo.
- Por cierto, en clase no han pasado
lista, ¿cuál es tu nombre? Yo me llamo Kim Wonsik, pero mis amigos me llaman
Ravi porque significa ‘encantador’ en francés. Yo les dije que me llamaran así.
Tú puedes llamarme Ravi si quieres - explicó tendiéndole la mano.
- No lo haré - se le escapó a ella sin darle la mano.
- ¡Vaya! ¡Has hablado! - exclamó
divertido. Minah suspiró para evitar matarlo en ese momento.
Ravi se dio cuenta de que no
conseguiría que ella le dijera su nombre, así que con un gesto veloz le
arrebató la mochila cogiendo de dentro de ésta uno de los libros que usaban en
clase, allí consiguió ver un nombre apuntado.
- Bang… Minah, te llamas Minah. Es un
nombre bonito. ¡Encantado de conocerte Minah!
- ¡Devuélveme mis cosas ahora mismo! -
ella empezó a forcejear con Wonsik para que le devolviera todas sus cosas. ¿Quién
se pensaba que era? ¡Maleducado!
Ravi se apartó para seguir jugando
con esa situación, pero el juego acabó cuando Minah, al ir a arrebatarle la
mochila, resbaló y perdió el equilibrio cayendo al suelo y pelándose ambas
rodillas en el acto. Sangraban, él se sentía mal y ayudó a levantarla mientras
le devolvía sus cosas, no pretendía que la cosa acabara así. Se ofreció a
llevarla a cuestas hasta su casa, pero ella negó rotundamente con un gesto de
disgusto y al borde de las lágrimas por el dolor que sentía en ese mismo
momento.
- Entonces te acompañaré hasta tu
casa - dijo él.
- No - respondió ella.
Minah empezó a caminar, cada paso
eran como mil agujas clavándose en sus rodillas y para colmo ese molesto chico
iba a su lado acompañándola. ¿Qué no había entendido de su respuesta? Quería
librarse de él lo antes posible, pero aún quedaba un rato para llegar a su casa,
no supo qué hacer hasta que pensó en recurrir a una locura que a la vez parecía
ser la única solución posible en ese momento.
- Ésta es mi casa - dijo ella al cabo
de cinco minutos parándose frente a una gran casa blanca con un jardín
delantero oculto tras un muro de ladrillos y arbustos.
- Guau, menuda casa - exclamó Ravi.
- Bueno, adiós - se despidió Minah
suplicando en su interior que la valla para entrar a la parcela estuviera
abierta.
Por suerte pudo entrar sin problemas
y se escondió tras un arbusto hasta que su nuevo compañero estuvo lejos. Era
patético tener que haber recurrido a eso, pero era lo único que se le ocurrió
hacer para librarse de la amabilidad de Wonsik y sus ganas de charla incesante.
Qué raro e irritante era ese muchacho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario