jueves, 13 de junio de 2013

AQUÍ Y AHORA. PARA SIEMPRE.

- Autora: Aki Shawol

- Twitter: @AkiShawol


- Tipo: yaoi, +18, 2PM, ChanWoo (Chansung x Wooyoung), oneshot, lemon.




Tal vez me lo estaba imaginando, o tal vez no. Lo único que tenía muy claro era que no quería salir de aquella cama. Las sábanas olían a él. La almohada. Mi propio cuerpo impregnado con nuestro sudor. Todo. Todo olía a él. ¿Era aquello un simple fruto de mi imaginación? ¿Había vuelto a soñar despierto con sus perfectos músculos, o esta vez, sí era real?

Me envolví una vez más entre las sábanas, respirando su olor profundamente por la nariz antes de levantarme. Me dirigí hacia el cuarto de baño y apenas había colocado mi mano sobre el pomo de la puerta, lo escuché todo muy claro: alguien estaba cantando bajo la ducha. En mi bañera. En mi casa. Él.


Abrí la puerta muy despacio, como intentando pasar desapercibido, aunque en vano.

- Wooyoung... - el corazón me dio un vuelco y acto seguido se me puso a mil -...ven, acércate - le obedecí sin mediar palabra, estaba demasiado nervioso para ello, y además, me encantaba oír su voz, y si me la dedicaba enteramente a mi, más todavía.

Descorrí la cortina que nos separaba. Que me separaba de él. Su cuerpo desnudo y mojado apareció ante mis ojos. No era el mismo que anoche. No. Su cuerpo ahora resplandecía con una luz totalmente distinta. Distinta a cuando desnuda su torso en el escenario, distinta a cuando se pasea delante de todos sin camisa y comiéndose esos afortunados plátanos, mientras yo disimulo como puedo mi alegría. Incluso distinta a cuando, por primera vez, se mostró ante mi, me tocó como nunca nadie me había tocado antes. Estaba simplemente hermoso.

Empecé a desabrocharme la camisa. Su camisa. Pero su fuerte mano me paró.

- Entra - me ordenó - de esa molesta ropa ya me encargo yo - le obedecí y no tardó ni medio segundo en desabrocharme los botones de la camisa con los dientes. Sentí unos escalofríos recorrerme la nuca a pesar de que el agua que nos caía a los dos era cálida, como él. La ropa mojada empezaba a ser un estorbo para mi ya que no hacía más que pegárseme a la piel. Él lo notó y se deshizo de esa molesta prenda. Ya sólo quedaban los calzoncillos.


- Veo que te alegras de verme - comentó al tocar el bulto que escondían mis calzoncillos. Me besó y le correspondí. Nuestras lenguas se retorcían aquí y allá como luchando en el campo de batalla. Sentí un cosquilleo en la parte más baja del vientre y pegué mi cuerpo al suyo, haciéndole notar que estaba allí y que no aguantaría ni un segundo más sin que no fuese mío para siempre. Aquí y ahora. Para siempre. Empezó a besar mi torso, bajando peligrosamente a la zona V.I.P., lo que hizo que me descontrolara y lo empujase contra la fría baldosa. Se estremeció y se apartó, dejándome a mi contra el frío lugar, dándole las espalda. Se acercó pegándose a mi y me susurró al oído mientras me bajaba los calzconcillos de un tirón:

- ¿Cuántas veces tengo que decirte... - entró y yo proferí un gemido de placer - ...que aquí mando yo? - empezó a moverse en mi interior, primero lentamente, con suavidad, pero enseguida aumentó el ritmo y la intensidad de las estocadas. En ese punto volvíamos a ser uno. Él en mi. Así me quedaría toda la eternidad.

El ritmo de las embestidas me hacía perder la cabeza. Empecé a masturbarme y busqué detrás de mi hombro los labios de mi amado para besarlos como nunca. Gracias. Gracias por amarme. Gracias por hacerme sentir vivo.

Pasado unos minutos, noté que no aguantaría mucho más sin correrme. Entre gemido y gemido se lo hice saber. Apartó mi mano de mi miembro para ocuparse él mismo del asunto. Coloqué mis antebrazos sobre la fría baldosa y apoyé mi frente en la misma. Ya venía. Podía notarlo. Quería hacerlo. El ritmo de las embestidos no aminoró ni un poco. Finalmente lo hice, dejando mi rastro sobre la baldosa y su mano.

- Chan... - fue lo único que conseguí articular con claridad. Estaba exhausto, pero el trabajo no acababa ahí. Empujé a mi amado para que se sentara sobre el borde de la bañera. Me coloqué delante de él, cogiéndo su miembro y llevándomelo a la boca. Desde ahí empecé a mover mi cabeza a buen ritmo, mientras él se llevaba a la boca los restos de semen que se habían derramado sobre su mano.

Pasados varios minutos noté que su respiración se volvía más entrecortada, así que supuse que no tardaría mucho en venirse. Y así fue. Su semen inundó mi boca, fresco, delicioso.

Los dos nos incorporamos y nos besamos como si no hubiese mañana. Otra vez nuestras lenguas se encontraban en el campo de batalla. En cambio a mi me parecía estar en el paraíso. En un paraíso donde mi único sustento era Chansung, y yo el suyo. Quería permanecer así para siempre.


Para siempre.

1 comentario:

  1. Parece que tienes mucha experiencia escribiendo estas cosas, guarrilla. NECESITO UN KHUNTANIA!

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