miércoles, 29 de mayo de 2013

BECAUSE OF YOU

- Autora: Brownie Patterson

- Twitter: @MEPP19


- Tipo: EXO, HunHan (Sehun x Luhan), yaoi, menores 18


CAPÍTULO 2



—Bueno... —comenzó el menor.

Pero fue interrumpido, Luhan se acercó a él y lo abrazó con todas sus fuerzas. Por un momento temió asfixiarlo, pero no podía contener la emoción de volver a encontrarse con él. Las lágrimas comenzaron a caer sin reparo por sus suaves mejillas, y Sehun no tardó en empezar a llorar también.

—Eres un idiota —dijo el mayor entre sollozos—. No tienes ni idea de lo preocupado que estaba.

—Bueno... —contestó el menor— quizás si hubieses dejado un número de teléfono o algo, habría podido avisarte.

Luhan captó en seguida el mensaje y se separó de él. Se sentó y respiró tranquilamente antes de comenzar a hablar.

—Sehun... las cosas para mí no eran fáciles —se le encogió el corazón al volver a recordar todo lo ocurrido—. No quería perjudicarte, y mucho menos que nuestros padres lo pagasen contigo, cuando la culpa era mía.

—¿La culpa de qué? —interrumpió el menor— ¿Qué hay de malo en lo que sentimos?

—Somos hermanos...

—Me da absolutamente igual, yo te quiero.

Luhan sonrió tristemente y dejó salir un suspiro. Se acercó de nuevo al pequeño y le acarició las mejillas secándole las lágrimas.

—Si no dejé ni un número, ni un correo, ni nada—se mordió el labio pensativo—, fue porque sabía que mamá no iba a dejar que nos comunicásemos. Y creo que habría sido mucho más doloroso para ambos saber que había manera de contactar y no poder hacerlo.

—Puede que tengas razón...

—La tengo —reparó de nuevo en el menor y sonrió—. ¿Sabes? No has cambiado casi nada.

—Tú tampoco.

Se quedaron en silencio, parecía que ninguno de los dos sabía muy bien por dónde continuar.

—Esos dos chicos que estaban contigo... —comenzó Sehun.

—¿Tao y Kris? Son mis mejores amigos —a Luhan le hizo gracia notar algo de celos en la mirada del menor—, por no decir los únicos amigos que tengo aquí. ¿Y los dos que vinieron contigo?

—Kai es mi mejor amigo y se ha venido aquí conmigo. Y a D.O lo conocí hace un año, pero luego se mudó aquí y bueno, es el que me va a acoger en su casa.

—Hablando de eso... —a Luhan le estaba costando más de lo que esperaba hablar con el pequeño— ¿cuánto tiempo piensas quedarte?

—Me lo he traído todo, no tengo pensado marcharme —hizo una pausa—. O al menos, no sin ti.

—Pero...



—Pero nada —interrumpió—. ¿Cuántas veces tendré que decir que ya soy mayor de edad y puedo decidir por mí mismo?

—Está bien. —Luhan se limitó a asentir.

—¿Cómo dices?

—Si te quieres quedar en esta ciudad, hazlo. Pero no creo que ese chico te mantenga por muy simpático que sea, Kai y tú tendréis que trabajar y pagarle parte del alquiler. Me es indiferente que a él no le importe que le paguéis, yo no quiero que estéis de gorroneo en ninguna parte.

—Por lo menos dame una semana para acostumbrarme a la ciudad, no conozco nada de nada.

Luhan asintió, le parecía justo. Se mordió el labio, estaba desesperado. Quería comérselo a besos, abrirle su corazón de nuevo, curar las heridas que él mismo le había provocado. Quería poder tener una relación libremente con él. Pero no podía, era su hermano.

—Luhan —el pequeño se mostraba preocupado, las lágrimas volvían a recorrer sus mejillas—, ¿no quieres que esté aquí?

El mayor se rompió por dentro. Maldito inconsciente, ¿cómo puede pensar eso? Se moría por agarrarlo y llevarlo a la cama, besarle como si no hubiese mañana y demostrarle que nunca lo había dejado de querer.
Se acercó a él y le secó de nuevo las lágrimas, separó el flequillo que le impedía ver sus brillantes ojos y lo miró fijamente a una muy corta distancia, tan corta que sus alientos podían mezclarse en el aire. A ambos se les comenzó a acelerar la respiración.

—Nunca —hizo una breve pausa—, insisto, nunca he dejado de quererte. No me he olvidado de ti, no he dejado de echarte de menos. No ha habido una sola noche en la que no haya llorado por ti mientras miraba nuestras fotos. Tu sonrisa lleva gravada en mi cabeza desde el día en que me fui. Tus labios, tus ojos, todo. Tú, eres mi maldita perdición.

Sehun tragó saliva, y pasados dos segundos no dudó en acercarse un poco más, hasta llegar a juntar sus labios con los de Luhan. El mayor correspondió de forma suave, lo había deseado tanto, había echado tanto de menos el contacto con el pequeño. Comenzaron ambos a mover sus labios, lentamente, y sus lenguas se encontraron y jugaron la una con la otra. Eran movimientos suaves y agradables. Habrían deseado no haberlo terminado nunca.

—Te quiero —susurró el mayor cuando se separaron—, que no te quepa ni la más mínima duda.

Y así estuvieron durante una hora, hablando de todo y de nada, dándose caricias de vez en cuando e intercambiando sonrisas y miradas.

Cuando los otros cuatro volvieron, se los encontraron acurrucados en el sofá viendo una película. Sehun tenía la cabeza apoyada en el hombro del mayor, y éste le acariciaba el cabello con mucha delicadeza.

—Sehun, es tarde. —dijo Kai, el pequeño se lamentó y asintió.

Se despidió de Luhan con un dulce beso en la mejilla, se levantó y se marchó con D.O y Kai.

Kris y Tao se acercaron al rubio y se sentaron uno a cada lado, pero este no decía palabra.

—¿Qué tal ha ido? —preguntó el alto.

Luhan se quedó pensando por un momento, hasta que suspiró y dejó escapar una pequeña sonrisa que tranquilizó a los otros dos.

—Creo que será mejor que nos vayamos —afirmó Kris mirando para Tao—. Luhan comienza mañana en el trabajo, tendrá que ir despejado. Además, yo también trabajo mañana, y temprano.

Tao asintió dando a entender que estaba de acuerdo. Luhan les acompañó a la puerta, y tras cerrarla apoyó la espalda en la pared. Clavó la mirada en el techo, y sonrió como un idiota al recordar lo ocurrido, estaba feliz.

——

—¿Y bien? —preguntó Jongin curioso— ¿De qué habéis hablado?

—De todo y de nada. —contestó el otro sonriente.

—A los enamorados no hay quien os entienda. —afirmó Kai con un suspiro.

Kyungsoo rió por detrás, lo cual molestó un poco al moreno.

—Chicos, me voy a ir a dormir ya. Es casi la una de la madrugada, y yo entro a trabajar a las nueve.

—¿Quieres que hagamos algún recado por la mañana? —preguntó el rubio.

—¡¿Estás loco?! —Jongin se sobresaltó— Si no sabemos ni donde estamos, ¿a dónde pretendes ir a hacer recados?

—Kai tiene razón —concluyó D.O—. No os preocupéis, salgo a la una, me da tiempo de ir a hacer la compra.

Dio las buenas noches y se fue a su habitación.

Sehun, al contrario que los otros dos, no consiguió pegar ojo en toda la noche.
Cuando el mayor se levantó para desayunar, el rubio ya estaba sentado en la cocina con una humeante taza de café.

—¿No dormiste? —preguntó D.O extrañado.

—Nada de nada —contestó el menor—, pero no te preocupes, ha sido por los nervios.

—Le quieres mucho, ¿verdad? —afirmó comprensivo.

Sehun asintió con una gran sonrisa, y al mayor le pareció algo muy tierno. Se sentó a su lado y se sirvió él también una taza de café

—Creo que a Kai no le agrado mucho.

—No digas tonterías —contestó Sehun sorprendido—. Kai es así al principio, pero luego te coge cariño y se hace querer. Lo que pasa es que a él no le hacía mucha gracia toda esta historia, pero créeme que no tiene nada en tu contra.

—Eso espero. Bueno, es hora de que me vaya duchando. Y tú intenta descansar aunque sea un par de horas.

—Está bien.

Pasó una mañana lenta. Kyungsoo ya se había marchado y Sehun no logró descansar por mucho que lo intentó. Sin embargo, Kai dormía como una marmota, y eso era algo que el rubio envidiaba.

Decidió darse una rápida ducha para despejarse un poco. Le fascinaba lo ordenado que estaba todo en esa casa. Él, sin embargo, era un caos. Y por eso mismo le daba miedo quitar algo de su sitio, era lo malo de estar en una casa que no era la suya.
Le costó encontrar el champú entre tantos botes, cremas y demás. Todos los productos tenían pinta de ser muy caros, hasta se sentía mal por utilizarlos.

Finalmente salió del baño con una toalla atada en la cintura y entró sigilosamente en la habitación. Comenzó a rebuscar en el armario, pues había deshecho las maletas de cualquier manera y no encontraba las prendas deseadas. Al fin encontró sus vaqueros negros, y por no seguir buscando cogió una camiseta blanca básica que le quedaba bastante ajustada.
Cuando iba a salir para volver al baño y cambiarse, escuchó una voz moribunda tras de sí.

—Joder... —exclamó el moreno— podrías hacer menos ruido.

—Lo siento —se disculpó—. De todas formas, va siendo hora de que te levantes, ¿no crees?

—No, no lo creo. —dijo tapándose la cara con la manta.

El pequeño rodó los ojos y salió de la habitación. Se vistió rápidamente y se fue al salón todavía con el pelo algo mojado.
Volvió a encender la tele mientras buscaba su móvil. Cuando lo encontró comenzó a pasar fotos, las pocas fotos que tenía de Luhan, y volvió a sonreír cual tonto enamorado. Pasó el dedo índice por la pantalla y se mordió el labio inferior. No pienso volver a perderte.

—Oye, ¿hay café?

La voz de Kai le sacó de sus pensamientos y le sobresaltó. Se giró hacia él algo molesto.

—Al fin se levantó la bella durmiente —el otro lo asesinó con la mirada—. Sí que hay, solo tienes que calentarlo.

—Gracias. —contestó con tono de enfado.

——

D.O llegó bien de tiempo al trabajo, al contrario que Luhan.

—El nuevo llega tarde en su primer día —decía uno de sus compañeros—. Comenzamos mal.

—Lo ha justificado —mintió Kyungsoo—. Durmió fuera de la ciudad, y por eso llegará un poco tarde.

Los demás le miraron extrañados pero se lo creyeron. Cinco minutos después apareció Luhan por la puerta, algo atosigado debido a que fue corriendo. Y D.O no dudó en acercarse a él.

—Les he dicho que has justificado la tardanza —susurró—, así que no la fastidies.

Luhan asintió agradecido, se sentía un poco perdido en ese edificio. Kyungsoo le mostró las instalaciones más importantes y luego le comunicó que compartirían despacho.

—Así que puedes estar tranquilo, no seré duro contigo. —bromeó.

—No sabía que trabajabas aquí.

—Llevo un año, es un aburrimiento de trabajo pero está bien pagado —rió—. Ayer te vi haciendo la entrevista, así que hoy cuando me dijeron que el nuevo llegaba tarde, supuse que serías tú.

Se sentaron cada uno en sus respectivos sitios, la verdad es que ese trabajo no era nada del otro mundo. Lo único que tenían que hacer era ordenar papeles, pero como era de una empresa importante recibían un gran capital por ello.

Luhan se sentía algo incómodo a pesar de que Kyungsoo le parecía una persona muy simpática y agradable. Al fin y al cabo, no se conocían de nada y era una situación extraña.

—Tus amigos se mostraron muy simpáticos con nosotros ayer —D.O se decidió a sacar un tema de conversación al notar algo tenso al rubio—. Son hermanos, ¿no?

—Sí, Kris es el mayor, están todo el día juntos.

—¿No conoces a nadie más en la ciudad? —el rubio negó con la cabeza.

—¿Por qué lo preguntas?

—He pensado que podía invitaros mañana a casa, aprovechando que será viernes, y presentaros a unos amigos.

—Bueno...

—No tienes que aceptar si no quieres.

No era que Luhan no quisiera, lo que pasaba es que no estaba acostumbrado a tanta amabilidad. Su vida no había sido fácil, y le costaba bastante confiar en las personas. Pero al fin y al cabo, le debía mucho a aquel chico. Si no fuese por él, seguramente su reencuentro con Sehun no hubiese sido posible, así que tras pensarlo un poco decidió aceptar.

—Iremos. —afirmó sonriente.

Fue una mañana agradable, Kyungsoo y Luhan se conocieron un poco más y cada vez se llevaban mejor. Llegó la una, y al fin les tocaba salir de aquel edificio.

—Oye, D.O —dijo Luhan antes de que éste se marchase—, gracias por todo lo que has hecho por Sehun.

—Gracias a ti, —Kyungsoo hablaba con total naturalidad— por devolverle la vida.

Y dicho eso se fue.
Luhan se quedó con el corazón encogido, se mordió el labio inferior y se fue a casa. Para su sorpresa, tenía visita de nuevo.

—Mucho has tardado —comentó Tao, que estaba sentado en el sofá—. Y ni si quiera has hecho la compra, menos mal que ya hemos encargado nosotros un par de pizzas. Anda, ven, que se enfrían.

Luhan asintió, pero antes de incorporarse a ellos se descalzó y se puso algo más cómodo. No le gustaba nada tener que vestirse de manera formal.

Les contó que trabajaba con Kyungsoo, pero ellos ya lo sabían.

—¿Y no me avisáis?

—Se nos olvidó. —Kris intentó disculparse.

—No importa. Nos ha invitado mañana a su casa.

—Genial —contestó el alto—. Por cierto, Luhan, ¿cuándo vas a convencer a mi hermano que se busque un trabajo?

—Ya estamos. —bufó el pequeño.

—¡Oh, es cierto!

Luhan se levantó como un rayo y corrió a su habitación. Volvió a los diez minutos con el portátil, se sentó y lo colocó sobre sus piernas.

—Ayer vi esto, y creí que te podría interesar.

Tao cogió el ordenador y lo puso sobre sus rodillas leyendo con atención la web que estaba abierta. Hablaba sobre un casting para un grupo de baile.

—¿Bailar? ¿Yo?

—Si te pagan bien —interrumpió Kris—, yo estoy de acuerdo.

—El casting es dentro de cuatro días, pero no te preocupes, supuse que querrías ir y ya te he apuntado.

—¿Que has hecho qué?

—Me lo agradecerás.

No le dieron más vueltas al tema y continuaron devorando la pizza. Aunque Luhan no quisiese admitirlo, haberles dado unas llaves de su piso había sido la mejor idea que había tenido.

——

—Estaba todo delicioso —afirmó Kai de lo más contento—. Cocinas mejor que mi madre, no lo creía posible.

—¿Ves como no te odia? —interrumpió Sehun.

D.O se sonrojó y bajó la cabeza.

—¿Odiarle? —Jongin miró a Kyungsoo— ¿Creías que te odiaba?

—Hombre, tanto como odiar...

La melodía de su teléfono interrumpió la conversación, y Kyungsoo lo agradeció.

—Dime, Luhan —Sehun se pegó cual lapa a D.O, pensando que Luhan llamaba para hablar sobre él—. ¿Vendréis los tres, entonces? Me parece genial, mañana hablamos.

Tras colgar, se estiró y dejó escapar un bostezo, estaba realmente cansado. Se tumbó en el sofá y encendió la tele, pero en pocos minutos Sehun le retiró las piernas y le obligó a sentarse para así poder hablar con él.

—¿Para qué te ha llamado Luhan? —el menor estaba intrigado.

—Ah, es cierto —hizo una breve pausa—. He invitado a unos amigos a que vengan a casa mañana, así conocéis gente y de paso que la conozcan ellos también.

—¡Buena idea! —gritó Kai desde la cocina, ese día estaba bastante entusiasmado.

—Oye, D.O... —Sehun se mordió el labio— ¿Desde cuando tienes tanta confianza con Luhan?

—Trabajamos juntos, no es que tengamos tanta confianza. Simplemente nos llevamos bien, supongo.

—¿Podrías darme su número? —el pequeño se sentía avergonzado y no sabía por qué.

Kyungsoo asintió y buscó el número en la agenda de su móvil. Tras apuntarlo, Sehun se marchó y se encerró en su habitación.

Sin saber por qué, comenzó a sentirse fatal. ¿Y si soy una carga y no me lo quiere decir? Hasta él sabía que pensar eso era ridículo, después de lo que había pasado el día anterior, pero aún así no conseguía tranquilizarse. Creía que era una molestia, la cosa iba a peor, y se decidió a llamarle.

——

—¡Chicos, he vuel...! —rodó los ojos— No puede ser.

Kris había salido diez minutos a comprar un par de cosas que le hacían falta para el trabajo. Y cuando volvió, Tao y Luhan estaban durmiendo en el sofá.

—Bueno, pues nada. —suspiró.

Habían planeado salir a tomar algo, pero se veía que la siesta les estaba sentando genial a ambos, así que no merecía la pena despertarlos.

Había pasado ya media hora y Kris estaba sentado en la cocina con el portátil encima de la mesa, miraba con detalle la web del casting del que Luhan les había hablado.

—Hermanito, confío en ti. —dijo para sí.

Y es que Kris siempre había sabido que su hermano tenía talento, siempre había querido que se dedicase a lo que quería.
El sonido de un móvil le sacó de sus pensamientos, pero no era el suyo. Comenzó a buscarlo por todos lados, esa melodía iba a despertar a los chicos. Y así fue, pudo escuchar la voz moribunda de Luhan contestando al teléfono.

—¿Eh? —se frotaba los ojos del sueño que tenía— ¿Sehun?

Fue para su habitación a toda velocidad, y salió a los diez minutos. Le dijo a Kris que no tardaría mucho en volver y abandonó el apartamento. Se le veía preocupado, y eso fue algo que no dejó muy bien al alto.
Tao se despertó con el ruido de la puerta al cerrarse, y Kris aprovechó la oportunidad para hablar con él sobre el tema del casting.

Luhan siguió las indicaciones de Sehun hasta dar a parar al fin al portal del edificio donde vivía D.O. Y ahí estaba el pequeño, sentado, con las rodillas levantadas y la mirada clavada en el suelo. Triste, totalmente apagado.

—¿Qué ha pasado? —el mayor estaba realmente preocupado.

—Luhan... dime... —se mordió el labio inferior y se obligó a continuar— ¿soy una carga para ti?

Esa pregunta se le clavó a Luhan como si de un puñal se tratase. ¿Qué cosas decía? ¿Cómo iba a ser una carga? No se lo explicaba. No se explicaba por qué tantas complicaciones.

—¿Una carga? —contestó con los ojos abiertos como platos— ¿Pero tú te estás escuchando?

Sehun alzó la cabeza e intercambiaron miradas. Esa imagen le rompió el alma a Luhan. Sentía que él no había hecho nada malo, pero a la vez se sentía culpable por todo.

—Sehun, ven aquí.

El menor le hizo caso y se levantó con los ojos llenos de lágrimas. Luhan le cogió de la mano, le sonrió y comenzó a caminar.

—¿A dónde vamos? —preguntaba el pequeño intrigado.



—Es una sorpresa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario