- Autora: @DisabledComplex
- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan
CAPÍTULO 7
Yo
me quedé extremada quieta, paralizada por los nervios y tragándome mi enfado.
Como lo pagara con Zico, esa bala acabaría más allá de mi cráneo.
- Vaya, si la princesita no tiene hoy a su
dragoncito - se burló. Perfecto, ahora me lo recordaba.
Se
puso a mi izquierda, mirando hacia la casa mientras yo mi vista apuntaba hacia
el resto de edificios que había alrededor y su pistola ya se encontraba en mi
sien.
- ¿Qué tal si nos divertimos un poco hoy? No
hay nadie que nos los impida... - dijo mientras uno de sus dedos viajaba por mi
barbilla y miraba fijamente mis labios.
Justamente
cuando él acabó esa frase, escuché otro sonido parecido al anterior, que venía
desde la casa. Conseguí girarme un poco para ver que T.O.P estaba apuntando a
Zico con otra arma.
- ¿Diversión? ¿Dónde? Yo también quiero -
vaciló el mayor
- Vaya, si aquí está el padrino de bodas - dijo
Zico mirándome
Acto
reflejo a eso, el rubio sacó otro arma del forro de su chaqueta, apuntando a
dos manos.
- Muévete y le reviento la cabeza - amenazó
divertido.
- Mueve tú un dedo y estás muerto.
Una
voz apareció desde la espalda de Zico, dejando ver unas manos que llevaban una
navaja, una familiar navaja.
- Una navaja, dime tú qué tienes que hacer
contra estas dos - dijo mirando sus pistolas.
Esas
manos agarraron el cabello de Zico estirándolo hacia arriba dejando el cuello
del pequeño perfectamente al descubierto, como si fuera a degollarlo, para
hacerle una rajita sangrante en la clavícula.
Zico
miró a T.O.P a lo que este le hizo un gesto para que se diera por derrotado
mientras Zico lanzaba una sonrisa divertida. Consiguió safarse de Ji Yong noqueándole
con el culo de una pistola mientras lanzaba ciegamente un tiro hacia la casa,
el cual estaba escaso de puntería. G-Dragon reaccionó rápido y de un salto le
dio una patada en la cabeza, tirándolo al suelo, donde T.O.P disparó hacia el
suelo, rozándole el brazo y dejándole una pequeña herida, teniendo en cuenta
que había sido causada por una bala. El menor se levantó del suelo con la mano
en el bíceps, me miró y nos dio la espalda.
- Volveré - dijo mientras me miraba por encima
del hombro y se acabó de adentrar en la ciudad.
Entonces
quedamos G-Dragon y yo a pocos metros de la casa y T.O.P en la puerta de la
misma, mirando a su superior. Ese tipo de miradas que tienen un significado
pero tú estás totalmente fuera de contexto.
- Bueno, creo que la diversión ya se ha
acabado. - dijo el mayor desperezándose - Creo que me voy - anunció mirando a
GD.
- Andrea, tenemos que hablar - dijo seriamente
el líder - vamos a dar un paseo.
Al
igual que nuestro enemigo hace unos minutos, nos adentramos entre los edificios.
Tras cinco minutos de total silencio y de oscuridad parpadeante gracias a las
farolas, pensé que sería el momento de hablar.
- ¿Por qué me persigue? Y no me digas, que no
va a por mí - pregunté sin levantar la vista.
Una
pequeña pausa dramática se hizo mientras saqué mi paquete de tabaco, poniéndome
un cigarro entre los labios y cediéndole el paquete a mi acompañante
ofreciéndole uno.
- Digamos que... - miraba el paquete y cogió
uno - Es una larga historia.
- Tengo toda la noche. - me encendí el pitillo
y Ji Yong me imitó.
- Está bien... - se resignó, me lo acabaría
contando antes o después - No creas que Zico es nuestro enemigo a partir de tu
llegada, solo que esto lo intensificó todo - le dio una calada haciendo la
historia más interesante - Todo empezó hace algunos meses, nos enteramos que
querían hacer algo, pero no sabíamos qué. Al querer enterarnos... Bueno, eso
nos llevó a ti.
- Es decir... Me querían a mí - deducí.
- Exacto - me miró - Querían algo que les
hiciera diferentes al resto, y tú eras un dos en uno. Tú carácter, tu
fortaleza, tú en general, hiciste que fueras la candidata perfecta. Estaba
observándote, planeando el secuestro perfecto, pero nuestro bando se adelantó,
haciendo que T.O.P, Seungri, Daesung y Taeyang pusieran a prueba el perfil que
hicimos anteriormente, de ahí lo que pasó aquel día. Y no me equivoqué, eras
especial.
- ¿Especial? Sigo sin saber qué hay de
"eso" en mí - contradije.
- Bueno, hay algo en tu perfil que me
sorprendió - confesó.
- ¿Y bien? - le miré.
En
el justo momento en el que el humo paró de salir de mi boca, mis labios se
volvieron a ver ocupados. Ji Yong se lanzó sobre mí, depositando un beso en
ellos, y mis pensamientos cedieron. Se separó de mí y me miró fijamente a los
ojos.
- Ellos no sabrían ver lo bueno de ti, te
matarían lentamente torturándote, sin saber actuar como es debido, y no podía
permitir eso... Digamos que ha sido culpa de esos tres meses en los que he
observado hasta tu sueño. - eso podría explicar muchas cosas, sobre todo su costumbre.
Sus
brazos aguantaban mi cintura, no dejándome opción a irme - aunque tampoco me
gustaría.
- Quieres decir... Que estoy aquí... ¿Por ti?
- dije muy pausadamente.
- Me temo decir que sí, aunque mejor aquí que
con ellos.
No
sabía si darle las gracias por salvarme o gritarle por haberme hecho pasar por
esto. Aunque la verdad, no sé qué me hacía más daño: estar encerrada aquí o él
en sí.
- Sigo sin tener nada claro... - dije
consiguiendo separarme de él - Voy a dar un paseo.
Me
adentré entre los edificios, callejones oscuros y farolas fundidas. Pero si me
quedara aquí, ¿cambiaría algo? No me tendrían ninguno de los dos, pero ya no
puedo escapar.
Esta
noche no pretendía aparecer por allí, necesitaba despejarme y para mi suerte un
24 horas se topó conmigo. Compré un litro de cerveza ya que esta noche iba a
ser larga y me senté en la esquina de un callejón y abrí la botella. Trago a
trago me refrescaba la boca, pero no las ideas.
Las
horas pasaban: ¿Cuatro? ¿Cinco? No lo sé. Abrí mi paquete de tabaco, quedaban
pocos cigarros, así que decidí darme un paseo. Pasé por en frente de la iglesia
y pude ver que ya eran las 7, por lo que caminé dirección a la universidad.
Empecé
por recorrer calles más familiares. Mi antigua casa... ¿estarán durmiendo? Me senté
en un bordillo justamente delante de la puerta y el nudo que anidó en mi
garganta toda la noche se soltó. No quería llorar, pero ya qué podía hacer.
Se
dice que cuando sufres el tiempo no pasa, pero a mí se me hizo fugaz: cuando
quise darme cuenta Iris y Raquel ya estaban saliendo para ir a clases. Quería
correr, volverme invisible, no podían verme así. Pero en ese momento vinieron
las dos hacia mí.
- ¿¡Qué te ha pasado!? - dijo Iris mientras
Raquel me daba un abrazo.
- Apestas a cerveza... - añadió Raquel
haciendo asco.
Yo
no podía decir nada, así que me limité a mirar hacia el suelo e intentar dejar
de llorar.
- Ven, levanta - tiró Iris de mi brazo
mientras Raquel hacía lo mismo desde el otro.
Me
levanté y me solté de ellas, las cuales me llevaron arriba, a mi verdadera
casa. Me senté en el sofá entre ellas dos y Raquel me trajo un vaso de agua.
- ¿Y bien... ? - Dijo Iris agachando la cabeza
para poder encontrar mi mirada.
- Os echaba de menos y dije, vamos a darles
una visita - intenté sonreír, no iba a decir que no me pasaba nada.
- Sí, a las 8 de la mañana, con pestazo a
cerveza y unas ojeras que te llegan hasta los pies - me describió Raquel.
- Me he peleado con G-Dragon, ¿contentas? - a
partir de aquí mi sentido de la improvisación tendría que dar sus frutos.
- ¡Lo dije! - saltó Iris a lo que Raquel
asintió.
- Es que... No tengo nada claro, ese es el
problema. - a ver por donde podría salir.
- Deja que adivine, Taeyang - dijo Raquel.
- Sí... - me lo han puesto bastante fácil, la
verdad.
- Si lo quieres a él en vez de a G-Dragon,
díselo. No parecía que te quisiera mucho... - intentó ayudarme Iris, lo cual
hizo que algo en mí reaccionara al escuchar lo último.
- Ya... Hoy hablaré con él... Aunque tiene que
estar cabreado, no he dormido en casa. - una lágrima más salió de mis ojos.
- Anda, ven, que te dejo el pijama de
conejitos - me ofreció Raquel sonriente.
- Ya sabes donde está la ducha, la comida y la
cama. - se levantó Iris - Ahora me tengo que ir, hoy tengo examen - sonrió y
cerró la puerta detrás suya.
- Raquel...
- No te preocupes, me quedaré - me
interrumpió.
Me
duché, cambié y comí algo. Entonces me senté a ver la tele con Raquel, pero me
faltó tiempo para quedarme dormida.
Abrí
los ojos, eran las 2 y Raquel estaba ya en la cocina, ya que escuché ruido. No
podía quedarme a comer, pero me daba miedo volver. Fui a darle el encuentro y
me dijo que me sentara, que íbamos a comer ya. Iris salió de su habitación y me
acompañó hasta que empezáramos las 3
a comer. Comí a toda carrera, me vestí y me fui, no me
reprocharon nada, supongo que están empezando a acostumbrarse.
Corrí
hacia las calles por las que ya había pasado esta madrugada y me quedé parada
en frente de esa casa - esa ya que no era la mía - con miedo a lo que me fuera
a encontrar dentro. Entré y de golpe apareció Taeyang y me abrazó.
- Estábamos muy preocupados por ti, ¿dónde
estabas? - dijo sin soltarme.
- Dando una vuelta - le correspondí el abrazo
- Pero no te preocupes, vengo sana y salva - reí.
- Espero, todavía no podemos dejarte sola por
aquí y menos por la noche, menos mal que no ha pasado nada - dijo tras
soltarme, mirándome a los ojos - Bueno, ¿qué quieres comer?
- Ya he comido -
- Bueno, no sé si te lo dijo T.O.P pero hoy
tienes clase conmigo - sonrió muy ampliamente - ¿A qué hora te viene bien?
- ¿Ahora mismo? - reí, quería quitarme todo lo
demás y centrarme en lo único bueno que tenía aquí.
- Perfecto, así no les da tiempo a echarte la
bronca ¡Vamos! - me cogió de la mano, emocionado como si fuera un niño pequeño
en un parque de atracciones.
Fuimos
a parar a la misma habitación en la que había estado algún que otro día atrás.
Taeyang se dirigió a un armario que había en una esquina y sacó un gran saco de
boxeo para colgarlo de unos barrotes que había en el techo. Volvió al armario y
trajo unas vendas y unos guantes. Me puso las vendas en las manos y me cedió
los guantes.
- Bien, dame lo mejor que tengas, no te
preocupes que no me vas a hacer daño - sonrió mientras aguantaba el saco desde
el otro lado.
Perfecto,
esto me vendría bastante bien para desahogarme. Empecé a pegarle al saco y todo
vino a mi mente de momento, el día que me secuestraron, las falsas ilusiones,
los besos y los silencios...
- No los necesito - dije mientras me quitaba
los guantes y los tiraba al suelo.
- Te vas a hacer daño, póntelos - insistió
Taeyang pero yo ya estaba pegándole de nuevo al saco.
Creo
que todo lo que llevaba aguantando desde que llegué aquí salió por mis nudillos
haciendo que cada vez pegara más fuerte y más rápido, puede que hasta una
lágrima llegara a salir de mis ojos pero se mezclaba con el sudor por el
esfuerzo que hacía. Entonces recordé que Taeyang era el que estaba aguantando
las ondas expansivas de mis puñetazos y paré, bajé la cabeza y me quedé
hiperventilando.
- Lo siento - me disculpé, cuando empiezo
nunca acabo.
- Wow... - dijo Taeyang boquiabierto - Bueno,
ahora voy a coger esto.
Fue
otra vez hacia el armario y trajo los guantes que se ponen los entrenadores
para recibir los golpes - nunca he hecho boxeo, así que no sé cómo se llaman -.
- Ten cuidado, ahora vas a tener que pegarme y
esquivar - dijo tan sonriente como siempre.
Le
di un puñetazo en una mano pero la otra ya estaba en mi cara.
- ¡Lo siento! ¿Estás bien? Lo siento, de
verdad - se acercó corriendo a mí
- De palos se aprende - reí con una mano en mi
mejilla dolorida.
Volví
a pegarle y a esquivarle pero él cada vez estaba más cerca. Así unas cuantas
veces hasta que de un salto me abrazó.
- ¡Te cogí! - bromeó sin soltarme.
Me
reí y correspondí su abrazo pero cuando le miré, estaba bastante concentrando
mirando hacia Dios sabe donde.
- ¿Qué pasa? - pregunté mirando al mismo sitio
al que estaba mirando él.
- No, nada - rió.
La
clase siguió perfectamente: me enseñó a como dar puñetazos y dónde para poder
hacerle bastante daño a alguien o para noquearlo.
No
quería volver arriba, eso significaría volver a verle y a temer lo que pudiera
decirme. Igual puede saltarme con un te odio que con un te quiero, que darme un
puñetazo que un abrazo, nunca se sabe.
- Bueno, son ya las 10, ¿nos duchamos y
cenamos? - me ofreció.
- Claro, nos vemos en el comedor - intenté
sonreír.
Entonces
subí las escaleras y volví corriendo a mi habitación dando las gracias de no
haberme encontrado a nadie en el pasillo. Cogí ropa limpia y fui a ducharme.
Salí
ya vestida y peinada, lista para cenar pero en mi habitación me esperaba un
"regalito".
- ¿Qué haces aquí? - dije cortante.
- Lo mismo que hiciste tú toda la noche en la
calle - la tensión se podía notar en el aire.
- ¿Pensar o llorar? -
- ¿Sabes? Puede que te creas que puedes salir
de aquí, pero no. Deberías de darme las gracias por protegerte o por no matarte
- siguió sin levantar la vista.
- ¿Las gracias por arruinar mi vida? Te diría
que estaría mejor muerta, pero al menos así puedo... - me callé, no me venía
bien seguir la frase.
- ¿Qué? Acaba la frase - me miró enfurecido.
- ¡Estar con Taeyang! - grité sin pensar,
estaba ya demasiado cabreada.
- ¡Perfecto! ¿Ahora quieres a Taeyang? - gritó
levantándose.
- Es el que mejor me trata desde que estoy
aquí. ¿Y si lo quiero qué? No eres nadie para mandarme - grité más fuerte.
- Está bien.
Y
tras eso lo único que escuché fue un portazo. No iba a quedarme aquí parada,
sino acabaría dándole la razón.
Me
dirigí hacia el comedor para verlos a todos sentados cenando y a Taeyang
invitándome a sentarme a su lado. Mi cena se limitó en hablar con Daesung y
Taeyang y preguntarle a T.O.P con quien me tocaba dar clase mañana.
Acabé
de cenar y mi plato para volver a mi habitación. Me tiré en la cama pero la
puerta se abrió.
- ¿Se puede? - se asomó Taeyang.
- Claro - dije incorporándome.
- Esto... Andrea - dijo sentándose a mi lado -
¿Puedo hablar contigo?
- Dime -
- ¿Es verdad lo que dice G-Dragon? - preguntó
mirando hacia abajo.
- A saber qué te ha dicho - solté temiéndome
lo peor.
Entonces
sus dedos levantaron mi barbilla para encontrarme con sus ojos y sus labios, a
los cuales les faltaron tiempo para estar sobre los míos. Me quedé helada, no
sabía qué decir ni qué pensar. Nos separamos, me dio un abrazo y se levantó.
- Buenas noches - me sonrió y salió por la
puerta.
Me
encanta, otro que quiere liarme. Volví a tumbarme y los pensamientos abordaron
mi mente. Dos escenas, dos personas totalmente distintas. A uno creo que le
quiero, pero el otro... Ojalá pudiera quererle, sería todo más fácil. Varias
horas pasaron y no dejaba de darle vueltas a una cosa: tenía que hacer algo y
tenía que hacerlo ya.
u.u TaeYang de mi vida, Taeyang de mi corazon...te veo feo
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