miércoles, 5 de septiembre de 2012

B. vs B.


- Autora: @DisabledComplex

- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan

CAPÍTULO 11

- ¿Qué haces aquí? – me quedé extremadamente quieta.
- Mmmm... Poder podría hacer muchas cosas – me miró lascivamente.
- ¿Por qué no estás con los demás? - pregunté.
- Ser el jefe tiene bastantes ventajas... - G-Dragon se levantó del asiento que tenía en la cama y empezó a acercarse.
- ¡Fuera! –  intenté echarlo.
- No estaría yo tan seguro - acabó de acercarse.

Agarró una de mis manos, haciendo que mi toalla intentara caer. Puso esa mano en mi espalda y fugazmente hizo lo mismo con la otra. Intenté zafarme pero tenía demasiada fuerza. Peleé hasta que escuché un chasqueo y me sentí acorralada. Esposas, qué original.

- Conmigo nunca se debe de estar tan segura - susurró en mi oído desde detrás de mí - Suéltame - aguanté mi ira.
- Sigues sin saber cuando debes reaccionar y cuando no, ¿eh? – recordó.
- Dije que no quería volver a verte nunca - seguí aguantando.
- Me da exactamente igual lo que digas - me ignoró.

En ese momento, me tiró del hombro y me dio la vuelta violentamente, tirándome de un empujón a la cama. Caí de espaldas bruscamente y él se tumbó encima de mí, apoyándose. Intentó que no me moviera, así que me agarró los tobillos. Por mucho que lo intentara, no podría zafarme de sus encerronas. 
Me empezó a dar besos en la mejilla bajando por mi cuerpo desnudo y mojado, todavía sin soltarme. A veces, cuando veía que su mano perdía fuerza, movía la pierna, intentando salir de sus agarres, pero este les ponía más fuerza aún. 

- No puedes escapar. ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir? - sonrió contra mis labios - ¿Vas a empezar ya a darte por vencida? 
- Nunca - giré la cara, despreciándolo.
- De acuerdo, entonces cuéntalo como violación - sonrió perversamente.

En ese momento, mis tobillos solo fueron encerrados por una de sus manos mientras la otra se dedicaba a desabrochar sus vaqueros rápidamente. Volvió a la posición anterior y empujó mis piernas, abriéndolas y haciéndose un hueco entre ellas. 
Un hilo de besos húmedos bajó por mi cuello hasta mis pezones, jugando con ellos. Era asqueroso, asquerosamente irresistible. Simplemente odioso. 

- Te odio - dije con toda la ira del mundo aunque ni siquiera me hiciera falta levantar la voz.
- Gracias - subió la mirada ya desde mi ombligo.

Se puso a mi altura y entró en mí de sopetón haciendo que doliera. A partir de ahí su ritmo frenético se mezclaba con dolor y placer mientras quería seguir callada. Una lágrima se escapó de entre mis párpados y él se dio cuenta.

- ¿Dónde está tu sol ahora? - susurró muy jadeante contra mi oído.

Acto seguido mordió mi labio, haciendo que empezara a sangrar levemente. Lo succionó cuando yo sentí que su miembro estaba incluso más palpitante dentro de mí. 

- Eres deliciosa - me dio un mordisco en el cuello.

No pude decir nada. No puedo negar que lo hubiera querido igual que no puedo negar que queden restos de ese cariño. De repente me vinieron recuerdos de cuando me trataba con amabilidad, haciéndose perfecto ante mis ojos. ¿De verdad es así? 

- Ahora empieza la diversión, cariño - intentó decir y me besó.

En ese instante escuché la puerta abrirse. Ji Yong liberó mis labios y miramos todos en ese ángulo. En ese momento mi corazón se paró, incluso puede que se rompiera. Pude contemplar a Taeyang con los ojos como platos mirando la escena que G-Dragon había montado, el cual, aun así, no paraba. 
Al contrario, susmovimientos se volvieron más rápidos y sus ataduras más fuertes. Taeyang cerró de un portazo y G-Dragon sonrió satisfecho. 

- Si no significo nada para ti, tú no vas a significar nada para nadie - gruñó.

Los movimientos del dragón empezaron a golpear uno de mis nervios, no dándome oportunidad de reaccionar cuando una estocada que casi me llega al corazón me inundó. 
G-Dragon se levantó y se abrochó los pantalones, me dio la vuelta y me quitó las esposas. 

 - Buenas noches - salió por la puerta sin ni siquiera mirarme.

Yo, simplemente me pasé toda la noche allí tirada, llorando. Mi felicidad acababa de romperse. Así de frágil, así de simple. 

No sé cuando concilié el sueño, pero me desperté abrazándome a mí misma con el sol que entraba por la ventana. ¿Qué hora podía ser? ¿La una, las dos? Me levanté y miré el móvil. Las doce y media.
Me duché y me vestí. Mi primer y único objetivo del día - bueno, ahora mismo, de mi vida - : hablar con Taeyang. Salí de mi cuarto esperando no encontrarme a nadie. Llegué a su habitación y toqué la puerta. Sin respuesta. Dije su nombre. Sin respuesta. Volví a llamar. Aún sin respuesta. Así que abrí la puerta y entré.

Taeyang estaba tirado en la cama boca arriba, pensativo. Me parece muy normal...

- ¿Puedo hablar contigo...? - pregunté casi sin voz.
- Habla - dijo cortante.
- Parece que no conoces a Ji Yong, me obligó - respiré y proseguí - ¿Crees que podría hacerte eso? - me miró - Por favor...
- No es la primera vez que tienes un encuentro así con él, ¿qué te crees? ¿Que soy tonto? - volvió a mirar al techo - ¿Por qué debería de creérmelo?
- Porque nos conoces a los dos - le aclaré.
- No, a ti creo que ya no te conozco – acabó de romperme.
- Bueno... Piénsalo por favor, estaré esperándote... - me resigné y salí de allí.

Era muy tarde para ir a clases pero muy temprano para salir. No me quedaba otra que sentarme en mi cama y fumar, así al menos la ansiedad disminuiría. Me senté bajo la ventana, con las piernas encogidas, abrazándome. Intentaba aguantarme por si acaso me rompía más. Las horas pasaron. Ya eran las 6. Era mala, muy mala, todo esto era culpa mía. Estar aquí ya de por sí era culpa mía y ahora mismo no diferenciaba entre si no odiaba a nadie o si odiaba a todo el mundo. 
Puede que más horas pasaran, no lo sé. Un ruido me sacó de mis pensamientos y mi corazón dio un vuelco esperando que fuera Taeyang.

- ¿Se puede? - preguntó Daesung.
- Sí - me sequé rápidamente las lágrimas, aún así con los ojos bastante rojos.
- ¿Qué ha pasado? - se sentó a mi lado y yo me mantuve en silencio - Sabes que puedes confiar en mí - buscó mi mirada.
- G-Dragon - le miré.
- ¿Que le quieres a él en vez de a Taeyang? - preguntó.
- Le quería - recalqué – Ahora, bueno, él siempre ha estado obsesionado conmigo - asintió - Al principio me trataba muy bien, era muy amable y me cuidaba mucho pero con el tiempo me di cuenta de que era solo eso, una obsesión. Sin embargo, Taeyang se preocupada por mí de verdad, no solo en que si no estuviera con él no estaría con nadie... - suspiré.
- ¿Entonces? ¿Si le quieres...? -
- Anoche, ¿dónde fuisteis? - le miré directamente.
- Ji Yong nos mandó a asaltar la base de B.A.P, pero no encontramos nada - 
- ¡Joder! ¡Os mintió! - apoyé mi frente en mis manos.
- ¿Por qué iría a mentirnos con eso? - dijo sorprendido.
- ¡Para quedarse solo conmigo! - cuando me di cuenta estaba gritando demasiado.
- ¿Y para qué? - abrió los ojos bastante. 
- Creo que solo me hace falta decirte lo que me dijo después de que Taeyang nos viera - me aclaré la garganta - "Si no significo nada para tí, tú no vas a significar nada para nadie" - intenté imitarlo.
- ¿Esto Taeyang lo sabe? - preguntó nervioso.
- No, pero... De momento no lo va a saber - levanté la cabeza y miré al frente - Puede que el jefe se lleve algún que otro sustito – sonreí.
- Ten cuidado, te recuerdo que si le metes a él, nos metes a todos - me recordó.
- Precisamente por eso voy a necesitar tu ayuda - le miré con cara de "por favor".
- Está bien... - me acarició la cabeza y sonrió - No me ha parecido nada bien lo que os ha hecho, así que...
- Para empezar... ¿Sabes quién es Totoro? - esperé una respuesta afirmativa.
- Claro - me contestó.
- Esta noche voy a tener que hacerle una visita - sonreí.

Daesung me dio indicaciones de donde se encontraba en local del que Totoro era propietaria mientras yo buscaba la ropa más... Como decirlo... "Fresca" que tuviera. Me duché y Daesung me ayudó a ponerme un corset de cuadros escoceses rojos, una falda con un poco de vuelo y unos tacones de aguja con pinchos. 
Me maquillé y me peiné como si no hubiera mañana, poniéndome los labios de un carmín rojo sangre. 

- ¿Estoy bien? - pregunté acariciando el corset.

- Wow... - exclamó.
- Esa es la cuestión - le guiñé un ojo.

Me acompañó a la puerta y la abrió dejándome paso.

- ¿De verdad no quieres que te acompañe? - me volvió a preguntar.
- Si te viera alguien que no debiera podríamos cagarla bastante - le aclaré.
- Ten cuidado, anda - parecía mi padre, bueno no, mi hermano mayor.
- Descuida - le sonreí y me dirigí hacia el coche.

Crucé calles llenas de luces de neón y vasos a medio terminar por los suelos, hasta que me encontré con el local más grande que había visto hasta ese momento. Aquí es. 

Aparqué el coche y me bajé con cuidado, intentado no tropezarme con ninguna piedra, ya que el aparcamiento no era asfalto. Entré y estaba abarrotado de gente. A la derecha había una barra que cruzaba todo el local de punta a punta y justamente en frente de mí, al fondo, un especie de balcón donde había un chico pinchando música. Rodeando ese "palco" había como mini escenarios con escaleras de caracol, ya que estaban bastante altos - lo suficiente para que se viera desde la puerta -. 

Me acerqué a la barra y esperé a que viniera un camarero para poder preguntarle por Totoro. 

- ¿Una copa? - se me acercó un chico bastante alto.
- ¿Por qué no? - le sonreí, hoy puede que me lo pasara bien. 
- Dos ruletas - dijo alzando el brazo.

El camarero echó algo de Vodka, zumo de limón y dos licores que por el dibujo adiviné que eran de plátano y vainilla. Para luego echar hielo picado y agitar la coctelera. Este echó todo su contenido en dos vasos y nos los puso cada uno en frente del otro.

- Gracias - le dije al chico.
- Y bueno - se llevó el vaso a la boca dejando a sus músculos marcarse en su camisa - ¿Cómo te llamas? 
- Ann, ¿tú? - pregunté.
- Lee Joon, mucho gusto - cogió mi mano libre y me dio un beso en el dorso.
- Igualmente - sonreí - ¿Me podrías ayudar en algo? - le di ya mi segundo sorbo a la bebida.
- Sus deseos son órdenes, señorita - dijo seductor.
- Bueno... - bebí y me acerqué un poco más a él - ¿Conoces a la jefa de este local? - pregunté.
- Tengo contactos en todos los locales habidos y por haber, cariño - parece que también intentó deshacerse de esa distancia entre nosotros.

Le di un gran sorbo y me terminé la bebida, dejándola en la barra. Le cogí de la mano y lo llevé a la pista de baile. Hacía mucho que no venía a ningún sitio de estos.

Llegamos en medio y me agarró de la cintura. Yo empecé a moverme al ritmo de la música, haciendo que sus manos se movieran siguiendo mis caderas. Puse mis brazos sobre sus hombros, abrazándole y me acerqué a su oído.

- Llévame con ella - le dije.


Me guiñó un ojo y me arrastró de una muñeca por la pista de baile hasta llegar a una esquina del local. Nos encontramos con una puerta así que nos paramos, haciendo que Lee Joon pasara un brazo tras mi cintura, sin despegarme de él. Los dos seguratas que había en esa puerta lo vieron y nos abrieron las puertas. Nos encontramos con un pasillo bastante largo el cual cruzamos entero para llegar a la habitación del fondo. Era una habitación blanca con una mesa en medio, parecía una especie de oficina pero con un sofá a la izquierda y mucho más grande. Parece ser que Totoro era una especie de empresaria de fiestas, porque viendo tanto papeleo y cosas formales...

- Parece ser que vamos a tener que esperarla... - dijo mirando mis labios rojos.
- Creo yo que sí - se acercó a mí pero evité sus labios para primero dejarle una marca de mi carmín en el cuello.
- Parece ser que eres muy revoltosa, cariño - dijo dando varios pasos hacia delante, haciendo que yo retrocediera y mi trasero chocase con la mesa.
- No sé qué te hace pensar eso... - le desabroché un botón de la camisa.
- Intuición - agarró mis muslos levantándome, haciendo que me sentara en la mesa.

Le hice un hueco entre mis piernas y este buscó mis labios, yo sonreí y dejé que me besara mientras sus manos subían por mis muslos hasta llegar a mi trasero, haciendo que mi falda pareciera incluso más corta. Nuestras lenguas empezaron una batalla campal y los botones de su camisa empezaron a ser inútiles. 

- Se suponía que estabas esperándome, aunque si estás ocupado te puedo prestar otra habitación - apareció Totoro tras la puerta.

Lee Joon se apartó y me dejó a su vista, la cual se sorprendió bastante, abrió más los ojos y sonrió.

- Aunque creo que podría unirme... - rió - te veo muy bien, Andrea - me miró de arriba a abajo. 
- Gracias - me bajé de la mesa - Vine buscándote y este hombre me ayudó - miré a Joon.
- ¿Y bien? ¿Qué quieres de mí? - dijo amigable mientras se acercaba.
- Me gustaría hablar contigo a solas, necesito tu ayuda y es un tema que te puede interesar bastante - sonreí perversamente.
- Oh, creo que promete - se apartó - ¿Te importa? - miró a Lee Joon.
- Vale, vale - alzó las manos enseñándonos sus palmas - pero a cambio quiero una continuación de lo anterior - tras eso, cerró la puerta.

Totoro estiró un brazo dándome paso al sofá en el cual me fijé antes. Le hice caso y me senté.

- Empieza a hablar, preciosa - me puso atención.
- Bueno, por donde empezar... - pensé - Desde la última vez que nos vimos han pasado bastantes cosas - proseguí - Taeyang me pidió ser su novia, todo iba perfecto - me pausé.
- No creo que... - solo con una mirada me entendió.
- Sí, créelo - le interrumpí.
- ¿Qué hizo? - preguntó.
- No... Nada... Prácticamente violarme haciendo que Taeyang entrara y nos viera. Nada grave... - me mofé.
- Bien, ¿tienes algo pensado? - esto empezaría a ponerse interesante.
- Tienes que ayudarme a encontrar a Zico y meterme en Block b - dije concentrada y enfadada.
- No va a ser para nada difícil, le estás dando lo que quiere, así que... - me aclaró.
- Daesung nos respalda, lo malo es que no quiero hacerles daño a los demás - dudé.
- No te preocupes, le vamos a dar a ese hijo de puta lo que se merece - se levantó - Tengo algo para ti.

Se levantó y se dirigió a la mesa. A saber, me podría esperar cualquier cosa. Se agachó y abrió uno de los cajones de su escritorio, cogió dos cosas que no pude ver ya que estaba de espaldas y se dio la vuelta.

- La vas a necesitar - me cedió una pistola con una funda para poder amarrármela en la pierna, ya que no habría otro sitio donde no se me viera - Y esto, por si me necesitas - me cedió una tarjeta con su teléfono.
- De acuerdo, mañana por la tarde te llamo y quedamos - me guardé la tarjeta en el sujetador e intenté engancharme la pistola.
- Trae, que te ayudo - me ofreció.

Le hice caso y puse el pie en la mesa, haciendo un pequeño ruido con mi tacón. Ella subió esa cinta por mi pierna lentamente, como si la estuviera acariciando a la vez. Llegó al filo de mi falta y la subió, dejando la pistola bastante arriba.

- Es la única manera de que no se vea - se puso de pie y se levantó un poco el vestido enseñándome una igual - ¿Ves? 
- De acuerdo - me levanté y me puse la falda bien - Pues hasta mañana.
- Anda, vete con tu ligue - me echó.
- Qué dices, yo me voy a mi casa - reí.
- Eres una rompecorazones, ¿eh? - rió conmigo.
- No, simplemente hoy - sonreí y salí.

La verdad es que no encontré a mi "ligue", me estaría esperando en la barra. Salí de allí y me monté en el coche, metí la llave y abrí la ventanilla. Me encendí un cigarro manchándolo con lo que quedaba de carmín en mis labios y arranqué.
Con un cigarro en la mano izquierda y el volante en la derecha, llegué a casa. Me bajé del coche y abrí la puerta con cuidado. Entré intentando no hacer ruido con los tacones. En ese largo pasillo, una puerta se abrió.

- Buenas noches - dijo Daesung apoyándose sobre el marco de la puerta - Entra - se metió de nuevo en la habitación.

Le hice caso y me dirigí hacia allá. Entré en la habitación y lo ví esperándome sentado en la cama, me di la vuelta y cerré la puerta.

- ¿Cómo te lo has pasado? - sonrió.
- Perfectamente, hasta me han regalado cosas - le conté.
- Sorpréndeme - me miró mientras yo me puse de lado y me subí la falda, dejando ver el arma - Wow... - exclamó.
- Totoro dijo que la necesitaría... ¿Por qué no hacerle caso? - pregunté con un poco de sarcasmo.
- Vale, ahora dime cual es tu plan, niña - dijo impaciente.
- Bueno... Puedo decirte que a partir de mañana me vais a ver poco por aquí - sonreí satisfecha.
- Me das miedo, no vayas a acabar tú mal... - intentó prevenir.
- No te preocupes, sé defenderme - predije.
- Espero - me miró preocupado.
- Bueno, voy a dormir que mañana va a ser un día muy ajetreado - con eso me despedí y me dirigí a mi habitación.

Llegué y me cambié, me lavé la cara y me miré al espejo. Puede que esto me haga rebajarme a su nivel, pero también me voy a divertir bastante. Nunca pensé que estar aquí me hiciera pensar de esta manera, siempre había sido muy vengativa pero lo que está por venir va a ser algo que no se suele esperar ni de mí.

- Al fin y al cabo, estoy aquí por algo - dije frente al espejo con una sonrisa bañada en malicia.

Volví a mi cama y me eché a dormir. Estaba bastante agotada así que no me costó coger el sueño.

El sonido del despertador sonó rompiendo mi sueño. Hoy tenía que ir a la universidad sí o sí, ya que a partir de ahora iba a faltar algún que otro día seguido. Me preparé y fui a la cocina. Abrí la puerta y vi a Taeyang sentado en la mesa, desayunando.

- ¿Cómo tú tan temprano? - dije cabizbaja.
- Me he acostumbrado a despertarme a esta hora - ni me miró. 
- Bueno... - cogí una barrita de chocolate que había por allí encima - Me voy, adiós - me despedí - Te voy a echar de menos.

Tras decir eso me fui rápidamente sin darle opción a contestarme. Como me dirigiera una palabra más sabría que me iba a echar hacia atrás, y ya no podía. Me monté en el coche y suspiré. Hoy iba a ser un día muy extraño... Puse el coche en marcha y empecé a conducir, hacía tiempo que no pasaba por este camino sola.

Ese nudo se volvió a hacer en mi garganta, pero tendría que olvidarlo aunque fuera por una temporada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario