- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan
CAPÍTULO 5
- Ann, creo que esto te lo debe contar
G-Dragon - dijo Daesung, y yo miré a GD a malas penas.
- Está bien... - dijo sentándose en su sillón
- Nosotros somos Big Bang, un grupo igual, bueno igual, parecido a Block B, con
el mismo cometido. Este barrio no es precisamente un barrio pacífico, que
digamos. - prosiguió mientras yo seguía sin mirarle a los ojos - Y en este
pacífico barrio, la banda la cual "reina" ahora mismo, por decirlo de
alguna manera, es Big Bang, y eso Block B no lo puede aguantar. Ese es nuestro
problema, mejor dicho, su problema. ¿Lo entiendes? - me preguntó y asentí.
- Lo que no entiendo es... ¿Qué hago yo aquí?
- pregunté desviando mi mirada del suelo hacia su rostro.
- Digamos que... Es el destino. - Y con esto,
el líder se retiró.
Vamos,
que me quedaba igual, pero por lo visto el discurso todavía no había acabado.
- Pero ya que te has metido en la cabeza de
Zico, va a haber que enseñarte a defenderte - dijo T.O.P entrando desde la
cocina - y conociendo tu carácter, puede que no sea muy difícil.
- ¿Conociendo mi carácter? No me conocéis de
nada - dije poniendo énfasis en la palabra "nada".
- Eres una chica aparentemente tranquila pero
solo aparentemente, cuando se meten contigo o tus ideas saltas a la primera,
grandes argumentos y comentarios ingeniosos. Nunca has tenido una pelea de
verdad en tu vida así que no sabes pegar, pero todos sabemos que al principio
te pones nerviosa y te bloqueas pero en cuanto te llevas el primer golpe tu
temperamento entra en el juego y arrasas con todo lo que esté a tu paso. - me
analizó el más mayor mientras yo me quedaba perpleja.
- Y unas piernas preciosas, por cierto - saltó
Seungri de fondo, lo cual yo ignoré.
- Y muy violenta - recalcó Daesung.
- ¡Eso es mentira! - dije sorprendida, era
algo que me decían siempre, pero seguía siendo mentira.
- ¿Y qué pasará si te arranco el piercing de
un puñetazo... ? - dijo Seungri metiéndose conmigo
- Que te parto las manos - sonreí - mi cara es
sagrada.
- ¿Veis por qué fue ella? - dijo T.O.P - A
partir de hoy recibirás un adiestramiento por parte de cada uno de nosotros, te
enseñaremos lo mejor que sabemos hacer así si estás sola, mientras nosotros
llegamos, puedas defenderte. Empiezas conmigo a las 6. Hasta ese entonces... -
cogió su largo abrigo y se acercó a la puerta - Adiós. - salió.
Pasaste
esas cuantas horas viendo la tele en el salón, a veces con Seungri, a veces con
Daesung o Taeyang, pero ni rastro de Kwon Ji Yong. Ya era casi la hora, así que
fui a prepararme. Como siempre con mis pantalones pitillos de algún color y
camisetas grandes de grupos. Ya que mis maletas habían aparecido por arte de
magia en mi habitación al igual que unas cuantas cajas con todas mis cosas.
Salí
a ver si T.O.P estaba en el pasillo y, efectivamente, estaba allí. Me estaba
esperando en una puerta en la que nunca había entrado, o al menos eso creía.
Esa puerta salía a unas escaleras que bajaban a un especie de trastero, en el
cual pasó todo ese día... La primera vez que lo vi, fue lo primero que se me
vino a lo mente.
- Sé que este lugar te recordará a algunas
cosas - dijo T.O.P al ver mi mueca - Pero podría haber sido mucho peor, créeme.
Tuvimos cuidado contigo. - dijo quitándose el abrigo y subiéndose las mangas de
la camisa.
- No es cuestión de cuidado precisamente - me
puse en medio de la habitación.
- Enséñame qué sabes hacer - me incitó
haciendo un gesto con la mano, llamándome.
- No sé hacer nada, lo sabes ya -
- No me lo creo - anunció poniéndose en
posición de defensa.
En
ese momento le di una palada en el antebrazo con una mirada de
"¿ves?" y él me hico una mueca, dándome ánimos.
- Puede que necesites un empujoncito, como
siempre - cabronazo, pensé. Te gusta recordármelo, pensé.
Entonces
me cogió del brazo y me hizo una llave, retorciéndome el brazo, dejando mi
tronco echado hacia delante y mis piernas rectas, teniéndolo a él atrás, el
cual se acercó a mi oído.
- Puede que así sea la próxima vez que lo
hagamos, ya que te gusta que te duela, solo que con un detalle más - susurró
mientras se alejaba y me agarraba del pelo.
Echó
mi cabeza hacia atrás, dejando ver mis ojos furiosos. Me soltó y empecé a
pegarle, la verdad es que no sé siquiera como, pero acabé arrinconándolo contra
una esquina. Mis golpes pasaban muy cerca de él pero nunca le daban. Me
frustré, y empecé a pegarle con más "hincha" y, dándole de lleno
muchas veces, agarró uno de mis tobillos y me tiró al suelo.
- Esto era lo que yo quería, ahora vamos a
perfeccionarlo - dijo satisfecho.
Se
llevó toda la tarde enseñándome llaves y como deshacerme de ellas, como partir
brazos y piernas sin emplear fuerza y poniéndolas en práctica - hasta un punto,
claro -. La tarde pasó bastante rápida, cuando nos dimos cuenta ya eran las 10
y la verdad, me lo pasé bastante bien.
Subimos
las escaleras y cerramos esa puerta, para ir a cenar. En la mesa, me di cuenta
de que mañana era lunes, o al menos eso creía.
- ¿Mañana qué día es? - pregunté sin levantar
la vista del plato.
- Lunes - contestó rápidamente Daesung.
- Entonces, ¿podré ir a la universidad? -
pregunté ansiando un sí, allí al menos podría verlas, aunque tuvera que
mentirles. Todos miraron a G-Dragon.
- ¿Crees que serás capaz de mantener todo esto
en secreto? ¿De mentirle a tus amigas? - preguntó seriamente
- Según el perfil, puede mentir muy bien
cuando quiere - saltó T.O.P.
- Está bien... - dije mirando a Daesung y a
Taeyang, en realidad, puede que les haya cogido cariño, pero solo a ellos dos.
- Entonces haz lo que quieras. - dijo GD
levantándose de la mesa.
Todos
acabamos de cenar y yo me quedé un rato hablando con T.O.P sobre las próximas
clases. Me dijo que todavía tenían que ponerse de acuerdo, así que hasta mañana
no sabría nada.
Al
cabo de un rato, decidí ir a acostarme, ya que a la mañana siguiente tendría
clases, y no quería para nada faltar. Me puse rumbo a mi habitación, me puse el
pijama y me eché a dormir. Me levanté tarde esta mañana, así que me va a ser
difícil dormir ahora.
Pasaron
unas cuantas horas y me era imposible dormir, algo no se despegaba de mi
pensamiento, a ver si adivináis qué era. Aunque ya hacía un rato que lo escuché
entrar, sé que está sentado detrás mía, lo escucho respirar. Se creerá que
estoy dormida...
- ¿Esto lo haces con todas las chicas? -
pregunté susurrando y sin girarme.
- Todas las chicas que conozco son de un polvo
y no te he visto en mi vida – contestó.
- Oh, entonces yo soy de esas - me resigné.
- Si fueras de esas hubiera hecho esto -
Y
de repente sentí como una mano tiraba de mi hombro poniéndome boca arriba en la
cama, cómo se echaba encima mía. Me miró a los ojos y empezó a pasar de ese
beso "dulce y superficial" a una batalla campal entre mi lengua y la
suya. Sus manos se posaban sobre mis caderas mientras las mías desordenaban ese
pelo el cual cambiaba todos los días de color. Las mantas y la ropa empezaron a
estorbar. Cuando quise darme cuenta mi cuello tenía una marca roja casi morada
y estaba en ropa interior, así que me decidí a hacer lo mismo. Le quité la
chaqueta a el "dragoncito" y junto a ella la camiseta, acabando las
dos en el suelo de la habitación, dando una vuelta sobre la cama y poniéndome
encima suya. Cuando me paré a observar su esbelto cuerpo, pude apreciar una
cosa: tatuajes. Y no uno precisamente. Entre su clavícula y su hombro izquierdo
se encontraba una bola de dragón - un tanto irónico - y en ese mismo lado, en
el costado, las palabras "Mind Control" en horizontal con letras
derretidas se fundían en su costilla. En el otro costado, en horizontal,
bordeando todo su largo tronco se encontraban las palabras "Forever
Young". En sus antebrazos tiene las palabras "Moderato" y en el
otro "Dolce Vita" en el cual, bajo estas palabras, se encontraba una
especie de corazón corriendo.
- Wow... - dije sorprendida
- ¿Ahora te das cuenta de los tatuajes? -
preguntó y asentí, nunca lo había visto si no fuera con chaqueta de mangas
largas - Te falta uno - dijo divertido.
Recorrí
con la mirada su cuello y su torso pero nada más. Él rió y levantó su hombro
derecho, me levanté un poco y le dejé darse un poco la vuelta.
- Too fast to live, too
young to die. - leí
No
me dio tiempo a reaccionar cuando ya volvía a estar bajo su cuerpo casi desnudo,
así que mis manos fueron a parar a la hebilla de su cinturón y, con su ayuda,
pude quitarle los pantalones y lanzarlos con el resto de la ropa.
- ¿De veras quieres convertirte en un polvo y
adiós? - me preguntó justamente antes de entrar en mí.
- El adiós ya lo tengo, así que al menos
déjame quedarme con el polvo. - me dolió más a mí decir esto que a él
escucharlo - Así que sigo esperando algo de tu crueldad.
En
ese momento el "dragoncito" - aunque yo le quitaría el diminutivo -
entró en mí de sopetón, sin previo aviso.
- ¿Quieres crueldad? Puede que te deje
probarla un poco.
Se
dio la vuelta dejándome a mí encima suya, agarrando mi pelo y doblando mi
espalda, recorriendo lo más profundo de mis entrañas. No sé de donde, sacó ese
collar navaja extraño que siempre lleva él y empezó a rajar mi tripa, cortes no
muy profundos, pero después subió a mi cuello, viciándose con él, cortando
profundamente y succionando mi sangre.
- ¿Puedo empezar? - preguntó antes de salir de
mí, para volver a entrar con más fuerza.
Sus
movimientos cada vez se volvían más frenéticos, más insanos. Mi espalda se
quejaba mientras gotas de sangre bajaban por mi cuerpo y mi tripa llegando a su
pecho y manchando algún que otro tatuaje mientras un gemido se me escapaba.
Sin
soltar mi cabello, dirigió mi oído hasta su boca.
- Te juro que como alguien nos escuche, no lo
vas a poder contar. - me amenazó.
El
tono con el que lo dijo y el choque de su susurro contra mi tímpano hizo que
otro gemido se deshiciera en mi garganta mientras él se levantaba y dejaba
nuestras cabezas en los pies de la cama, tomando él el control totalmente. Puso
mis piernas sobre sus hombros y agarró mis muñecas sobre mi cabeza con una
mano, mientras con la otra tapaba mi boca. La cama crujía, aunque no quisiéramos
nos oirían, así que el líder se levantó y me tiró al suelo, imitando la postura
que habíamos tomado anteriormente en la cama. Al estirar mis brazos, se dio
cuenta de que él no era el único que
tenía tatuajes: mi electrocardiograma. Un gruñido salió de entre sus dientes
haciendo que sus movimientos se volvieran adictivos, sin dejarme oportunidad de
rendirme u oponer resistencia. Bajo su mano, su nombre quería salir por los
huecos que había entre sus dedos. Sus empujones llegaron al máximo de su fuerza
y velocidad, sintiendo como una corriente prácticamente eléctrica pasaba por
todo mi cuerpo, acelerando mi corazón y ralentizando mi cerebro. Un gemido
consiguió escapar lo que hizo que G-Dragon destapara mi boca para soltarle una
bofetada a mi rostro.
- Aprende - susurró - Así no volverás a pedir
mi crueldad.
Me
era imposible hablar, como soltara palabra mis cuerdas vocales desharían el
nudo que se hicieron para no emitir ningún sonido. Su mano recobró su sitio
mientras él se podía dar el lujo de quedarse junto a mi oído y, a parte de
respirar contra mi cuello, gemir contra el lóbulo de mi oreja. Eso hizo que
apretara los párpados, cerrara los ojos y llegara, junto a él, a donde nadie
nunca me había llevado.
Kwon
Ji Yong salió de mí, acabando en mi estómago y mi pecho, mezclándose con mi
sangre - la cual él también tenía sobre su torso - y se dirigió hacia el baño.
Yo, sin poder levantarme, cerré los ojos y respiré ahora que podía.
Lo
escuché salir por la puerta con mis ojos totalmente cerrados, me podría morir
ahí en medio que nada importaría. De repente, empecé a sentir un líquido frío
recorrer los cortes de mi cuerpo, abrí los ojos y ahí estaba: el cruel líder
estaba curando mis heridas. Primero me bañó en lo que supuse que era agua
oxigenada, luego roció algo de betadine con un algodón sobre estas rajitas y
levantó mi pelo haciendo lo mismo con los dos cortes que estaban bajo mi oreja
derecha. Le miré con un gesto confuso y me cedió la mano para levantarme,
destapó la cama y me echó en ella.
- Buenas noches - se despidió mientras iba en
busca de su ropa.
En
ese momento, un impulso salió desde mi corazón y a través de mis nervios llegó
a mi mano, agarrando la suya, impidiéndole que se marchara.
- Duerme conmigo - le rogué, mi cabeza ya
estaba totalmente perdida.
- No te acostumbres - una sonrisa de
satisfacción asomó mientras se tiraba a mi lado.
Entre
sus brazos al fin pude dormirme, escuchándolo justamente antes de perder la
consciencia.
- Y es por esto, por lo que nunca serás como
las demás... - maldijo y me dormí con los rápidos latidos de su corazón y su
respiración pausada.
wow es un capitulo perfecto, realmente lo ADORE *w*
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