lunes, 30 de abril de 2012

PRINCIPIOS Y FINALES

- Autora: Kele

- Twitter: @anus_kele

- Tipo: yaoi, menores 18, SUPER JUNIOR, serial

- NOTA: Este es un serial en el que cada capítulo irá tratando sobre una pareja distinta de Super Junior, por lo que en cada capítulo se especificará la pareja. 


CAPÍTULO 3: LA PRIMERA Y ÚLTIMA VISITA

- PAREJA: KyuMin (KyuHyun x SungMin)
- NARRAN: Los dos


Sonreí desde lo alto del tejado a la escena que se estaba dando a bastantes metros abajo. No había conocido a nadie que hubiese convertido a nadie por amor, quizás porque he conocido a poca gente. Dirías que la necesaria, pero no. Por ejemplo, a aquel que yace muerto al lado de la pareja. Ese hombre me daba por muerto, solo por haber dejado a EunHyuk malerido y un rastro de sangre que no llevaba a ninguna parte. Nunca se dio cuenta que no soy un no-muerto, ni tampoco soy un humano.
Soy un híbrido. Alguien que debería haber tenido su sitio entre el cielo y el infierno hace mucho tiempo, aunque en "edad" sea el más joven de los dos, humano. Tardarán mucho más en valorar mis acciones de mi anterior vida, y por eso me concedieron la resurrección, pero con todos mis recuerdos del pasado. Si fuese por mí, ya estaría en el infierno desde hace un largo tiempo, si no, ¿por qué soy un híbrido entre un humano y un vampiro?
Pero, después de todo, en esta he aprendido de mis antiguos errores, he cambiado. Por mí, si me jugazase, ya estaría muerto, en cambio, me dieron esta segunda oportunidad. No terminaré ahí abajo, y lo demostraré esta noche, como lo he hecho en todas las demás, escondido entre estos edificion sin más vida que los insectos y sin más cuerpos que los descompuestos.
Te voy a salvar la vida, Lee SungMin.

***

Sujeté la estaca con más fuerza, era mi único apoyo. Quería lanzarme, partirle las piernas en el sitio y dejarle el pecho como un colador. He visto a casi todos mis amigos caer por culpa suya, y hasta he visto peligrar mi vida más de una vez, pero hasta el cabrón de YeSung me quería vivo para la última batalla. Ese vampiro que congelaría el agua con solo mirarla, que ha matado a niños del terror con solo pasearse y reir...joder, lo quiero muerto. Y esta noche.
La risa resonaba en mi mente como todos los días, todas las noches, en todos mis sueños y pesadillas. No había puesto su mirada en la mía, pero yo solo podía mirarle a él, como todos los demás supervivientes: con odio y frialdad. Habíamos aprendido que lanzarnos hacia él era abrazar a la muerte, teníamos que ser como él, dejarle solo y después sorprenderle. Lo último sería difícil, pero posible. Él también había sufrido un gran número de pérdidas. Me alegro de ser parte de ellas. Los vampiros se reían de mí y me tomaban por un niño simplemente por mi cara, luego, era yo el que se reía por haberles dado una clase de artes marciales y haberles clavado la estaca cuando menos se lo esperaban. Para eso entreno duramente, yo, Lee SungMin, para al menos darles una muerte divertida.
Ni siquiera me moví cuando todo comenzó, simplemente tuve que pegar una patada a mi espalda para tumbar al que se lanzaba detrás de mí. Sin la cautela de callarse. En guardia, SungMin, frío, no corras, no me gusta hacerles cansar para nada.
-¡Eh! ¡Sangre fresca y en acción! ¿Quieren?-les provocaba con los dedos, sugiriéndoles que se acercasen, y los que picaban, o se llevaban un regalo por mi parte, o un disparo de parte de HeeChul. Oh, se me olvidó mencionar a la rosa del grupo, suerte que no lee mis pensamientos que si no el siguiente disparo me lo hubiese llevado yo por "tonto y olvidadizo". Yo no tengo la culpa de que esté todo el tiempo encerrado en una habitación con un rifle y...
-¡¡IDIOTA!! QUE TENGO QUE HACERLO TODO YO O QUÉ-ahí está, gritando. Le ignoré completamente, luego hablaríamos de quién hace más y quién hace menos. No, SungMin, no eres así. Eso es lo que ocurre por haber estado con KangIn tanto tiempo...a saber dónde ha ido el armario empotrado, solo sabemos que desapareció. Y eso nos ha jodido bastante, en estos instantes habría dejado la calle vacía. Me alegro de que al menos tenga de apoyo a HeeChul y de que los vampiros no se multipliquen por esporas. Ya estaríamos acabados. Seguía luchando, seguía aporreando con todas mis fuerzas a los vampiros hasta que se quedó oscuro.
Jodidamente oscuro.
Miraba a todos lados, estático, me permitía el lujo de recuperar el aire. Mala señal, muy mala señal.
-¡SungMin! ¡SungMin!-escuchaba a lo lejos, HeeChul seguía gritando, lo más normal es que me hubiese perdido de vista, con toda esta oscuridad quién veía algo. Pero era extraño. No había nadie, solo estaba voz de fondo. ¿Sería...sería YeSung? ¿Puede provocar tanta oscuridad? Ahora sí que tengo miedo. Estoy solo, en medio de la oscuridad...
Un golpe por detrás del que no me pude defender me hizo perder el conociento.

***

Exacto, te he estado protegiendo todo este tiempo. Has perdido a mucha gente, como todos, y has sufrido, como todos. Diría que más, que te sientes culpable de ello. "Si yo..." "Si yo...", esas son las frases que ocupan tu mente cuando entrenan, tus sueños y tus pesadillas, que practicamente, son lo mismo. No he necesitado mucho esfuerzo para conocerte así, estas tan concentrado en proteger a los demás y a matar a todos que te has olvidado a ti mismo.. No me preguntes por qué te escogí a ti, es una pregutna que yo tampoco sabría contestar. ¿Atracción?
Pronto dejaré ser un público más de esta tragedia, cumpliré con mi promesa. Desde aquí arriba se ve como a las marionetas se les cortan las cuerdas y caen al suelo como la materia inerte que son Pronto el Titiritero se enfadará y se las verá con aquel que rompe sus juguetes. Y no es un niño.
Agarré mi pistola y me dejé caer a la oscuridad que peligorsamente iba inundando la calle.

***

Me costó abrir los ojos por culpa de la fuerte luz que estaba delante mía. No me podía mover, estaba atado de manos y pies. No puede ser, me han atrapado, estoy atrapado y de pie. ¿Cómo...cómo fue que acabé así? Solo recuerdo como la calle se volvía oscura, nada más. Empecé a mirar al rededor mía, al parecer no había ninguna luz artificial, toda la habitación eran espejos que servían para reflejar aun más la luna. Y delante mía, veía al supuesto causante de todo esto. Sentado en una mesa, a mis espaldas, quitó con rápidez el paño negro que tapaba una maqueta de la ciudad.
El hombre se giró, parecía mucho más joven, diría que de mi edad más o menos, seguramente más joven. Su mirada era indiferente, cansada. Vestía casi todo de negro, menos una camisa blanca tapada por un esmoquin. ¿Va de gala o qué? Lo peor de todo es que me ignoraba. Solo se fijaba en los espejos, mirando a cada uno con tranquilidad, hasta que se quedó parado en uno. Su boca se curvó, no puedo decir que sea una sonrisa o qué, pero sé que hubo un cambio.
-Estás aquí-seguía mirando a los espejos, a veces su miraba se dirigía a otro, pero tenía un punto fijo al que hablar, en un tono de voz más alto de lo normal-No ha sido tanto tiempo-con las manos en los bolsillos empezó a andar por la sala, acarició de nuevo la mesa con la maqueta de la ciudad. Silencio, el muchacho no obtenía respuesta alguna-. Se han roto todas las cuerdas. Sabes lo que significa-es la primera vez que escuchaba esa frase como una afirmación y no como una pregunta. Cogió varios palos de madera unidos con cuerdas, del que caían también más cuerdas que solo se veían a transluz.
-Al menos he encontrado al culpable...pero tampoco te gusta eso-por primera vez me miró. Una mirada seria e indiferente. No era tan vacía como la YeSung, pero las dos daban miedo. Te decían claramente que estabas en peligro. Extremo-. No le he querido matar, creo que puedo hacer mejores cosas con él-tiró de la parte de cuerda que se salía de mi mano, haciendo más fuerte el nudo. La sorpresa fue cuando descubrí que tenía más hilos finos por todo mi cuerpo. Ese tirón hizo que las cuerdas se apretasen más, rompiendo parte de las ropas y haciéndome sangre. No pude evitar un grito de dolor .Cogió un poco de sangre de mi muñeca con el dedo y la probó, en ese momento volvió la mirada a ese punto fijo en el espejo.
-No sabe a nada en especial...simple sangre de humano. No me das razones para dejarle vivir. Tampoco le mataré ahora mismo-tiró de nuevo, esta vez fue la otra mano la que sufrió más, pero todo mi cuerpo acompañaba ese dolor. Mordí mi labio inferior para no darle el gusto de oírme gritar de nuevo, haciéndome una herida.
-¿Te gusta?-un disparo fue la respuesta. Casi me da en la cabeza, pero solo pasó al lado mía, en cambio, rompió el espejo.

***

No aguantaba más, no aguantaría ningún grito más tuyo de dolor, así que me atreví a destruír la segunda cosa más preciada del Titiritero después de sus títeres con sus cuerdas: sus espejos.. Era tan fotofóbico que no podía darle la luz de la luna directamente, así que se escondía y utilizaba los espejos para iluminar el lugar como podía. El Señor de la Noche, la Voz de Señora y el Titiritero, ellos solos habían podido con el país. Se decía de otras personas, como ShinDong, pero aquella persona era solo una leyenda, nadie le había visto y había vivido para contarlo. Muy típico, pero era cierto. Tampoco me había decidido a comprobarlo por mi cuenta.
-Me estás hartando, KiBum.
-Oh, gracias por recordarme cómo me llamaban en aquella vida-ambos éramos híbridos, vivíamos una segunda vida para el perdón de los pecados o para hacer más. Él había elegido el camino de la destrucción.
-Deja al humano en paz. Tus títeres no podían hacer nada más contra ellos, era hora que tus amiguitos entrasen en acción después de tanto tiempo-avanzaba sin miedo, posando durante unos segundos mi mirada en ti. Aterrador. Y además sabiendo que soy mucho más débil a la sangre que KiBum, dejarte así ha sido muy inteligente por su parte.
-Yo no le mataré-se volvió a su ciudad. Ahí podía controlar todo lo que los demás hacían, tanto el grupo de cazadores como el de los vampiros. Hasta la entrada y salida de otro seres sobrenaturales. Ángeles, para resumir-. Dímelo. Dime que si no estuviese aquí te lanzarías a por él. A por cada herida que tenga por mis cuerdas. A por sus labios, a por la herida que tiene para que no le oigas gritar. No me digas que no tomarías esa sangre hasta que fuese demasiado tarde. Dímelo, y estarás mintiendo-es cierto. Aunque sea híbrido, el magnetismo que tiene la sangre sobre mí es superior que la puede tener un vampiro, que para él la sangre solo le sirve para divertirse.
Levanté la pistola, apuntando a su cabeza. Desde este momento, no dejaré que te haga más daño, aquí terminará la vida del Titiritero Kim KiBum.
-Tienes razón, mi debilidad por la sangre me atrae a él, pero...-un disparo en el hombro fue más que suficiente para que la sangre saliese con más velocidad que con las cuerdas-...no recuerdas que la de un híbrido...simplemente me aloca-ya no podía decir más. Ahora verás mi lado más salvaje, lo que puede hacer mi cuerpo por unas gotas de sangre resbalando por mi garganta. Me lancé hacia él, fue una batalla cuerpo a cuerpo que poco a poco fue perdiendo por la herida del hombro. El último puñetazo le dejó bocaarriba en el suelo, y a mí de pie, con la pistola en medio de sus cejas.
-No, no te mataré así, tu sangre me llama-dejé la pistola ahí, pero así no acabaría. Mi boca fue a su cuello, clavando los dientes con fuerza, desgarrando la piel para que la sangre huyera del cuerpo del híbrido. Bebía con sed, con gula, era una adicción. Lo único bueno que pudo tener el Titiritero, la sangre de híbrido. Pasé a la herida del hombro, mi lengua se moría del gusto con tal sabor, no querías sentir nunca lo que es para mí esta sangre. Me detuve, tú seguías ahí, atado. Ahora era el turno de salir de ahí juntos, esto no acababa de empezar. No sabía que el trío había caído en su totalidad, que estaba todo terminado por la raza dominante en ese lugar, que extrañamanete no era la humana. Seguías impresionado por la escena que acabas de ver. ¿Quién era yo? ¿Por qué le maté? En tu mente no paraba de sonar que eras el siguiente, no me habías escuchado. He venido aquí para protegerte, para salvarte la vida, SungMin. Te quité cada una de las cuerdas que te robaban la libertad de movimiento. No te había dejado nada bien, sabía cómo hacer mucho daño en poco tiempo, pero aun tenías fuerzas para que no te tocase, pero eran pocas para resistirse a que cogiese tus muñecas con una mano. Acaricié tu labio inferior, dónde tenías la herida, mirándote. Nuestras miradas nos lo decían todo. No solo me había atraído la sangre de ti, SungMin, eso era lo último que había descubierto de ti. Y ocurría al revés. 
-Me juré que te salvaría la vida, SungMin, y lo he cumplido-no me di cuenta de lo cerca que estaba de tus labios y que con cada palabra que salían de ellas mis labios chocaban con los tuyos. Increíble, porque tú quién acortaste distancia entre ellos por un corto tiempo.
-Joder-volviste a besarme, esta vez más intesamente y por más tiempo. Ahora faltaba la parte de encontrar a tus demás compañeros. La guerra para nosotros había terminado, pero teníamos que volver a la ciudad. Tú sigues teniendo gente a la que proteger.

No hay comentarios:

Publicar un comentario